walesa

Película biográfica sobre Lech Walesa, el carismático líder sindicalista polaco que fundó Solidaridad y obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1983. Católico fiel y amigo de Juan Pablo II, se trata de una figura clave para entender la caída del comunismo en Europa, simbólicamente manifestada en el derrumbamiento del muro de Berlín.

Director:Andrzej Wajda

Intérpretes:Robert Wieckiewicz, Agnieszka Grochowska, Iwona Bielska, Zbigniew Zamachowski, Maria Rosaria Omaggio, Ewa Kolasinska, Miroslaw B

Guión: Janusz Glowacki

Duración: 128’’

Género:  Biográfico, Drama

Estreno: 1/1/2015

Público: +12

Valoración: ****

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 1

Acción: 3

Amor: 0

Violencia: 0

Sexo: 0

Crítica:

Andrzej Wajda, con una dirección considerablemente superior a la que podíamos esperar de una película de este tipo, consigue hacer justicia a un personaje que es, por desgracia, poco conocido fuera de la atmósfera de su país y de la gente más o menos interesada en el tema.

Lech Walesa (la persona y el personaje) resulta ser tremendamente interesante, pues no se trata de otro ser (no pondré ejemplos) de porte reciclado, con discursos facilones, llenos de reproches, promesas utópicas y fintas de revolución, tan entregados a su “noble causa” que resultan tener una vida vacía y cuyas ansias de popularidad le llevan a saltarse la línea entre la causa justa y la obsesión por entrar en los libros de historia. Para nada. Lech Walesa se nos muestra, ante todo, como un hombre sencillo, íntegro en su amor por su familia, su compromiso con toda la gente que le rodeaba y su fe, consciente de un don que había recibido y cultivado (la retórica, el liderazgo) y que puso desinteresadamente al servicio de quienes en ese momento lo necesitaban. Un hombre para quien la palabra libertad no es un eslogan que imprimir en las pancartas, sino una experiencia verdadera.

La película acierta, así pues, en mostrarnos al Walesa completo, al vacilón ante la prensa pero serio ante los problemas, sin tener reparos en mostrarnos algunos problemas de su relación con su familia; mucho mejor así que tratar de retratar a un “santurrón” intachable. Además, por razones históricas e ideológicas, es difícil encontrar en España películas que aborden un problema político partiendo de el “yo” de una persona libre, con todas sus complejidades, y no de un vaivén de clichés, discursos y maniqueísmos toscamente disimulados.

Una película cuya llegada de la misma Polonia hay que agradecer, y cuyo visionado puede ser muy enriquecedor a nivel personal y desde el punto de vista histórico y cultural, demostrando que, más allá de las ideologías, las fuerzas que mueven la historia son las que mueven el corazón del hombre.

Fuente: Josepmaria Anglès (www.taconline.net)