Traumas de infancia

Siendo niña, Jean Gray sufre en 1975 un accidente automovilístico, a resultas del cual mueren sus padres. Sus poderes mentales de mutante han tenido mucho que ver con lo ocurrido. El profesor Charles Xavier la acoge en su escuela para jóvenes especiales con superpoderes. Veinte años después, un grupo de X-Men, atendiendo el ruego del presidente de los Estados Unidos, acuden al rescate de la lanzadera espacial Endeavour, que tiene problemas. Jean Gray debería haber muerto, tanto fuerza su especial don, pero contra pronóstico sobrevive, e incluso se siente más poderosa. Todo apunta a que esa multiplicación e inestabilidad de sus poderes, cual ave fénix renacida, tiene que ver con la amenaza de unos belicosos alienígenas liderados por Vuk, que desean apoderarse del don de Jean para hacerse con el control de la Tierra.

Nuevas andanzas de los X-Men, con el foco puesto en los orígenes y desdichada historia de Jean Gray, también conocida como Fénix Oscura, adapta uno de los cómics más populares de la saga de superhéroes, creado en 1980 por Chris Claremont y John Byrne. Firma el guión y dirige Simon Kinberg, debutante en las lides de dirección, y más conocido por su dilatada trayectoria de productor y guionista, que incluye los filmes X-Men: Primera generación, X-Men: Días del futuro pasado y X-Men: Apocalipsis, o sea, que ya había trabajado con el reparto de la versión juvenil de los mutantes –que no obstante, han ido creciendo, el tiempo vuela– representada por James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Sophie Turner, Tye Sheridan, Kodi Smit-McPhee y Alexandra Shipp.

La película resulta sin duda entretenida, con un estupendo reparto, y los efectos visuales de las dinámicas escenas de acción son de gran calidad. Es estupenda la partitura musical de Hans Zimmer, que con su recurso a las notas sostenidas que tan buen resultado han dado en las películas de Christopher Nolan, imprime la emoción de lo mucho que hay en juego en los combates mutantes. Pero quizá la trama es demasiado sencilla y reiterativa, sin avances y evoluciones de entidad. Al final todo se reduce al trauma infantil de Jane, que la torna inestable, imprevisible y peligrosa, y a insistir en la idea de que tal vez Charles se equivocó en el modo en que quiso protegerla. Incluso el planteamiento de un posible Charles egoísta, que podría haberse engañado buscando autoafirmarse egocéntricamente, con la excusa de ayudar a los jóvenes con poderes, muy sugerente, no acaba de incoarse todo lo deseable. Mientras que la “marciana” de Jessica Chastain es muy elemental, la sostiene el poderío de la actriz, y su pintoresco aspecto físico, con su melena rubia casi albina, y sus zapatos de tacón de aguja.