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Series: La voz más alta

Temporadas: 1

Donde visualizar: Movistar

En el mismo año han coincidido en el mismo argumento una miniserie y una película. Las dos han tenido una imponente promoción, presupuesto y repartos estelares. El descubrimiento de numerosos casos de acoso sexual de Roger Eiles, fundador de Fox News, es el vehículo perfecto para describir los mecanismos de poder de la comunicación en Estados Unidos y las desigualdades laborales entre hombres y mujeres. En mi opinión la miniserie creada por Tom McCarthy (un experto e este tipo de historias como ya demostró en la sensacional película Spotlight), es muy superior a El escándalo; un filme que le viene muy grande a Jay Roach (Los padres de él, Trumbo).

 

Mientras que la miniserie presenta un paisaje muy completo con numerosos personajes perfectamente retratados, la película resulta superficial hasta en el desarrollo de los protagonistas. El Roger Eiles interpretado por Russell Crowe en televisión está muy por encima del aséptico personaje al que da vida John Lithgow en El escándalo. Es verdad que la serie fuerza aun más los aspectos más exagerados del carácter del vitriólico protagonista. Lo hace con inteligencia, pero con una carencia de contrastes y matices que en varios momentos puede distanciar al espectador ante una manipulación demasiado tosca.

La voz más alta cuenta la historia actual de Estados Unidos desde un punto de vista evidentemente cercana a las políticas de Barack Obama y los Clinton, y antagónica con los postulados de los Bush, Eils y Donald Trump, algo que resulta muy reiterativo en el cine y las series norteamericanas recientes (El vicio del poder, The Good Fight, El cuarto poder, Fahrenheit 11/9). Y en ese enfoque se percibe con demasiada intensidad la herida abierta de ese porcentaje de indignados con las posturas actuales del Gobierno. Esta polarización exige un cierto espíritu crítico en el espectador para apreciar múltiples aspectos valiosos de esta miniserie. La ficción es brillante en el diálogo y la interpretación, muy ágil en la edición y la música y más que notable en su planificación visual.

Firma: Claudio Sánchez