Ficha: 128 min. | Thriller Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: EE.UU. Dirección: Gavin O’Connor Intérpretes: Ben Affleck, Anna Kendrick, J.K. Simmons, Alison Wright, John Lithgow, Jeffrey Tambor, Jon Bernthal, Cynthia Addai-Robinson, Jean Smart Christian Wolff arrastra su autismo desde niño, vive en su propio mundo, tiene dificultades para empatizar y adivinar lo que sienten los otros. Esto fue una losa en su hogar, los progenitores se separaron, y el padre le educó a él y a su hermano con mano dura, su profesión de militar le impulsó a prepararles para los desafíos de la vida. Ya adulto, Christian ha utilizado su prodigiosa cabeza para las matemáticas para ejercer de contable, lavando las cuentas a impresentables criminales. Su asesora le recomienda un trabajo más tranquilo, pues el Departamento del Tesoro va tras su pista. Pero investigar incongruencias en los libros de una empresa de robótica va a resultar más peligroso que cualquiera de sus trabajos previos. Después de ver El contable, uno casi está esperando ver en los créditos la leyenda “basada en una novela de John Grisham”, por el tipo de historia e incluso el título, pero no, su guionista es alguien bastante desconocido, Bill Dubuque, aunque firmó hace dos años el libreto de una película bastante apañada, El juez, el primero de sus guiones llevado a la pantalla. Tras la cámara está Gavin O’Connor, un director que llamó la atención en 1999 con una historia diferente, Tumbleweeds, aunque luego ha derivado a tramas más comerciales, como la épica deportiva que dio lugar a El milagro, o la que nos ocupa, un thriller que tiene al espectador más o menos en vilo durante todo el metraje. El guión maneja diversos puntos de vista, y también juega con saltos temporales, sobre todo flash-backs de la infancia del protagonista. La mención en varios momentos al concepto “puzzle” bien puede aplicarse al entramado narrativo, donde las piezas encajan bastante bien, es una lástima que el desenlace, bastante forzado estropee el conjunto un tanto. Lo que es una pena, porque hay escenas casi de manual de guión, muy bien escritas, por citar alguna del principio, la de la consulta del neurólogo con tres niños en danza, el médicos, y los padres de uno de ellos. De algún modo el esquema argumental responde al paradigma de algunos superhéroes Marvel relativamente normales como Daredevil al que curiosamente Ben Affleck dio vida en la mediocre versión cinematográfica. Ahí tenemos a alguien lacónico que no tiene superpoderes, pero sí habilidades especiales que trata de manejar con cierta honradez, aunque fuera de la legalidad y anónimamente, y en sus peligrosas andanzas pone en riesgo la vida de los que se cruzan con él, ya sea el pacífico matrimonio cuyas cuentas lleva, o la colega contable a la que da vida la menudita Anna Kendrick. El conjunto es bastante entretenido, con una correcta puesta en escena y un reparto bien escogido. Carga un poco la violencia, últimamente el realismo en los disparos en películas y series resulta excesivo. Firma: José María Aresté