Ficha: 90 min. | Animación | Comedia Público apropiado: Todos Año: 2017 País: EE.UU. Dirección: Kyle Balda, Pierre Coffin, Eric Guillon Tercera entrega de la saga de animación Gru. Mi villano favorito, a la que cabe sumar, por supuesto, una cuarta película, Los Minions. Gru ha constituido la familia perfecta, se ha casado con Lucy, y las tres huerfanitas adoptadas Margo, Edith y Agnes, le adoran. Además parece pieza clave de la Agencia AntiVillanos, por lo que se ha redimido de su pasado. Aunque siempre queda cierta nostalgia de esa vida fuera de la ley, y además, su fracaso parcial a la hora de detener a Balthazar Bratt, villano de postín y antigua estrella infantil de una serie televisiva ochentera en que hacía de chico malo, le deja sin trabajo, situación de parado en que le acompaña solidariamente su esposa. La inesperada noticia de que tiene un hermano gemelo llamado Dru, algo que le ocultó su madre, le lleva a Fridonia, donde su desconocido hermano fue criado en solitario por el padre, que era también un villano. Aunque estirar las sagas exitosas como la goma de mascar –el chicle es un elemento omnipresente en este film– puede resultar algo cansino para el espectador deseoso de experimentar nuevas sensaciones cinematográficas, Gru 3 es bastante resultón. La trama están bien armada, y sabe combinar el humor gamberro con la acción trepidante y los momentos tiernos, con la idea de contentar a pequeños y mayores, evitando las bromas de doble sentido que chirriaban un tanto en Los Minions. La animación tiene la calidad habitual, y los nuevos personajes tienen los trazos caricaturescos que caber esperar. Los nuevos elementos argumentales –el hermano gemelo y el malo malote–, aunque no sean revolucionarios, tienen consistencia para que alrededor podamos tener enganchados a los minions –un hallazgo de personajes secundarios que cumplen la función de Scratch en Ice Age y los pingüinos en Madagascar–, con momentos muy divertidos, sobre todo en lo relativo a su estancia en prisión. Mientras que Bratt sirve para provocar risas con música disco y bailoteo hortera glam. Por su parte, Fridonia da pie a la concepción de un pueblecito con rasgos franceses como la afición al queso, y a jugar con la idea de la posible existencia, o no, de un unicornio. Firma: José María Aresté