Otro director de cine de prestigio que se decide a recalar en la televisión con la misma ambición artística que le llevó a contar historias con imágenes. Steven Rodney McQueen, nacido en Londres en 1969, es conocido por el mismo nombre que el famoso protagonista de Los siete magníficos o Bullit: Steve McQueen. Después de años dedicados a la escultura y al cine experimental ganó la Cámara de oro en Cannes en 2008 por su primera película: Hunger, de producción irlandesa. Con su protagonista, Michael Fassbinder, rodará también su segunda y tercera película: Shame (2011) y 12 años de esclavitud (Oscar a la mejor película en 2013).
Cineasta de personalidad visual e historias amargas, McQueen llevaba 10 años con el proyecto de rodar con la BBC una miniserie de capítulos independientes sobre el racismo en la ciudad de Londres que le vio crecer entre los años 60 y 80. Combinando actores renombrados y primerizos, cada uno de los episodios muestra una realidad social apenas mostrada por el cine y la televisión. McQueen introduce al espectador en un mundo de segregación endémica sin caer en la estigmatización de razas en la narración. Hay grises y verdad en el contexto, los individuos, la música (fundamental para la caracterización), el vestuario y el color. McQueen dibuja más que dirigir, con planos de composición y movimiento muy elaborados, algo que resulta extraordinario en el celebrado capítulo Lovers Rock. En este episodio hay un baile interminable, con algunos excesos sensuales en el último tramo, pero con una belleza y textura que se puede tocar.
Se entiende el entusiasmo del director en los que filma, con un tono pausado y contemplativo que a veces puede terminar distanciando. La ventaja es que cada capítulo es como una película por su duración y autonomía con el resto de la serie. Personalmente, me quedo con el capítulo 3 (Rojo, blanco y azul), protagonizado por John Boyega, al que habíamos visto en la saga de Star Wars, y que con esta serie ha ganado un Globo de Oro. Es la historia real de un buen hombre, que renuncia a su profesión de joven forense de prestigio para entrar en la policía británica con la intención de curar la institución desde dentro. Por ritmo, interpretación, guion y dirección, es un capítulo sobresaliente que emociona desde la contención.
Firma: Claudio Sánchez