
Muchos jóvenes no cogen las llamadas, pero sí contestan los mensajes de WhatsApp. Los padres deben adaptarse para mantener una conversación fluida con ellos y entender que es una manera comunicación diferente
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No tiene cabida, por tanto, una evaluación sobre esta forma de comunicarse desde la visión de las generaciones anteriores. “Sería cometer un presentismo, es decir, valorarlos desde nuestra manera de comprender el mundo, que también es diferente a la que usaron nuestros abuelos”, afirma la experta.
Mejor que buscar síntomas, hay que escuchar su idioma
Pensar que no se comunican o que se han quedado mudos es un tremendo error. “Tampoco es útil intentar buscar respuestas a preguntas que nos hacemos desde nuestra perspectiva, sino que interesa muchísimo más escuchar su idioma y, en la medida de lo posible, adaptarnos a ellos”, sostiene la experta. “Si tu hijo no te coge las llamadas, pero sí te contesta en WhatsApp, lo ideal para mantener una conversación fluida es intentar adaptarte a eso y hacerlo así. No es un problema de gravedad, es una forma diferente de plantear la comunicación entre padres e hijos que beneficia a todos”, añade.

Según un estudio de Deloitte, el 59% de los milenial, los nacidos entre 1981 y 1996, muestran una tendencia significativamente mayor a la introversión en comparación con generaciones anteriores. Dicho estudio revela que, al menos en el ámbito profesional, los los milenial tienden a ser más reservados, reflexivos y menos propensos a la exposición social que los de generaciones anteriores.
Mercedes Gil, profesora de Secundaria y directora de Montessori British School Murcia, sostiene que esto, lejos de ser un defecto, refleja una adaptación a los nuevos tiempos y necesidades sociales, además de un rasgo de carácter más introvertido: “Son más activos en redes sociales, pero a la vez más introvertidos en el plano personal. Prefieren la interacción digital que permite mayor control y distancia que en las relaciones cara a cara”, explica. De hecho, Gil ha observado “un auge de la llamada economía introvertida en la que el ocio y las relaciones sociales migran al espacio digital y al hogar”. Esto no es negativo. Para la experta en educación, los introvertidos aportan habilidades valiosas como el pensamiento profundo, la escucha activa y la atención al detalle. “Sin embargo, debemos valorar si hay un aumento de la soledad o aislamiento, especialmente para los de la generación Z y sobre todo después de la pandemia”, advierte.
Esta costumbre de no contestar las llamadas se extiende también a los padres que, según Real, muchas veces se ponen nerviosos si no saben nada de su hijo adolescente. Para ello, conviene marcar unas pautas con ellos y hablarlo: “Explicarles que si no cogen el teléfono habrá consecuencias, se liará, que habrá bronca, malas caras o límites más duros. Se llama aprendizaje por consecuencias”. ¿Solución? Para el psicólogo es sencilla: “Aceptar que la llamada no es su canal natural y adaptarnos un poco, sin rendirnos del todo”.
Si necesitamos que contesten, el experto propone escribir primero para avisarles de que se les va a llamar un momento. “Y si quieres enseñarles a hablar por teléfono, porque sigue siendo una habilidad útil, hazlo poco a poco, sin imponer, sin burlarte y, sobre todo, sin hacer de cada llamada una charla eterna”, aconseja. Real reconoce que es cierto que los jóvenes tienen el móvil todo el día en la mano, pero no es para hablar: “Es su ventana al mundo, solo que mejor en modo silencio”.
