Oscar Diggs, un mago de circo de poca monta y de dudosa reputación, tiene que abandonar la polvorienta Kansas y dirigirse al brillante País de Oz. Está convencido de que le ha tocado el premio gordo y que la fama y la fortuna están a su alcance. Sin embargo, las cosas se tuercen cuando conoce a tres brujas, Theodora, Evanora y Glinda, que no están nada convencidas de que Oscar sea el gran mago que todo el mundo esperaba ansiosamente. El joven tiene que enfrentarse entonces a todo tipo de problemas en el País de Oz y también a sus habitantes, por lo que debe averiguar lo antes posible quién es bueno y quién es malo.

 

 

 

Director: Sam Raimi

Intérpretes: James Franco, Rachel Weisz, Michelle Williams, Mila Kunis, Abigail Spencer, Zach Braff, Joey King

Guión: Mitchell Kapner, David Lindsay-Abaire

Duración: 130 min.

Género: Fantasía, Aventuras

Estreno: 08/03/2013

Público: +12

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor:

Acción:

Amor:

Violencia:

Sexo:

Crítica:

En las entrañas de Hollywood, donde se parte el bacalao, es conocido el amor desmedido que Sam Raimi tiene por Victor Fleming, autor de la obra que se estrenó en la caja tonta y que dio fama mundial al Mago de Oz. Raimi ha tirado en línea recta por ese camino, con una pulcritud rayana en el perfeccionismo con esa recreación en blanco y negro del mundo real y en color del imaginario.

En una transición realmente lúcida, Raimi pasa con brillantez de la vida al sueño en un contraste que deslumbra, un derroche de color y poder imaginativo que acaba por apoderarse por completo de la película.

Podría pensarse que ello llevaría al barco del espectador a un fastuoso puerto de brillos y luces. Y es así. Deslumbrante en criaturas imaginarias, en escenarios tan barrocos que ni siquiera Tim Burton hubiera imaginado, con abundancia de paisajes pixelados que dejan pasmado al personal, el paraje es abrumador. ¿Por qué entonces ese bostezo indisimulado en el meridiano de la historia? Porque no hay historia, solo un guión fallido, vulgar, trasnochado, sin apenas chicha. Las brujas están excesivamente perfiladas, sin aristas… casi todos los personajes planos en una historia sin sorpresas. En la previsión de lo que va a pasar, las formas doradas se acaban diluyendo.

A Raimi esto no le habría pasado antes. Cuando estrenó «Posesión infernal» estaba imbuido del carácter «indie» principiante, con esa magia y hambre especial que tienen los ilusionados por la magia del cine. Pero en su continua ascendencia («Spiderman» de por medio), Raimi ha ido perdiendo sostén en las historias, tanto que aquí se ha dejado engullir por la parafernalia de color que tantos dólares han metido en su buchaca. ¿Qué queda? Regalo para tus ojos, soledad en tu corazón.

 

 


Fuente: www.abc.es