FICHA:

Director: Roger Donaldson

Intérpretes: Pierce Brosnan, Luke Bracey, Olga Kurylenko, Eliza Taylor, Will Patton, Caterina Scorsone, Bill Smitrovich, Amila Terzimehic

Duración: 108 min.

Público: Jóvenes-adultos (VXD)

 

Montenegro, 2008. Peter Devereaux, veterano agente de la CIA, dirige los primeros pasos de un novato llamado David Mason. Al término de la misión, Devereaux abandona la Agencia. Cinco años después, recibe una llamada de socorro: una espía con quien tuvo una relación necesita su ayuda.

La conspiración de noviembre se basa en el séptimo libro de una serie creada por el novelista norteamericano Bill Granger y ha servido para volver a unir a Brosnan y Roger Donaldson, quien le dirigiera en Dante’s Peak. La nueva película es un concierto para un solo instrumento, en este caso Brosnan, protagonista absoluto de la historia. Hay que reconocer que es buena idea recuperar a este actor, que mostró su valía para las películas de acción, y sacarlo de la comedia romántica en la que estaba encasillado. El actor irlandés parece encantado de volver a actuar en un papel similar al de James Bond, que interpretó hace un par de décadas.

Desgraciadamente, la realización queda por debajo de las expectativas generadas. A la historia le falta claridad: es una regla de oro en el cine de espías, y muy particularmente en las de superespías, llámense Bond o Bourne –a los que quiere imitar–, que la trama debe ser clara y lineal. En el caso presente hay una tremenda confusión en la que aparecen un malvado ruso con veleidades políticas, operaciones turbias en Chechenia, trabajadores sociales, el gato de la vecina de un agente de la CIA; sí, el gato de la vecina del agente… y nada es particularmente interesante.

También aparecen múltiples personajes que ofrecen un perfil atractivo y luego no se aprovechan. La acción transcurre con lentitud, que se compensa a base de cambios de escenarios, aunque no se explique el porqué de dichos cambios. La trama más interesante resulta ser –era de esperar– la relación Devereaux-Mason, y deberían haberle prestado más atención. Las escenas de acción, sin ser malas, no están a la altura de lo que se espera.

En definitiva, da la impresión de que han querido hacer un Bourne crepuscular con poco presupuesto.

Firma: Fernando Gil-Delgado