Recogemos en este artículo parte de la ponencia que José María Caparrós, miembro de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas, presentó en el seminario internacional «Repensar la ficción: el mal moral en las pantalas»

El denominado mal no se da en forma nítida y separada, sino que se manifiesta convenientemente mezclado con dosis de bien en los diferentes aspectos que componen la obra artística, fundamentalmente el noético, ético y estético. No todos los errores tienen el mismo peso, un deficiente sonido, aunque molesto, no es comparable con un guión que justifique el aborto, por poner un ejemplo diáfano.

Además, muy a menudo se alaba una película en atención a sus cualidades o valores fílmico-artísticos, pero nada más. Y esto es un juicio incompleto o, si prefieren, parcial. Una película inmoral, de una ideología errónea, puede con todo ser una destacada obra de arte. Pondré unos ejemplos extremos: El triunfo de la voluntad (Leni Riefenstahl, 1935) es una obra maestra del cine de propaganda nazi que, como las filmaciones de la época de Goebbels, promulga y mitifica una ideología perversa, pero está reconocida como una pieza artística muy lograda. Hay otras películas estéticamente notables, como Kill Bill I y II (Quentin Tarantino, 2003-2004) o Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005), que buscan la violencia y el sexo en aras de la “ideología” comercial, además, en estos casos, de desmitificar a sus respectivos géneros (fantástico-terror y western).

«El triunfo de la voluntad» cuarta parteLeni Riefenstahl. 1940. Propaganda nazi.

Partir de una jerarquización de los valores es imprescindible para poder juzgar las complejas relaciones entre Arte y Moral. Pues el Arte es un ámbito autónomo de la moral pero no independiente; el ámbito de la Moral es superior; ya que las leyes morales rigen toda la actividad humana, incluida la artística. Además, el artista no puede dejar de ser hombre o mujer para ser sólo artista. Estas son verdades lo suficientemente claras como para que no requieran demostración.

______________________
Muy a menudo se alaba una película en atención a sus cualidades o valores fílmico-artísticos, pero nada más.Y esto es un juicio incompleto o, si prefieren, parcial.
______________________

Aun así, cabe señalar que el espectador percibe la obra como un todo, sin pararse a diseccionar, los valores éticos de los meramente estéticos, como haría un experto en su análisis formal. Sin embargo, debo decir que lo malo o inmoral no deja de serlo por estar insertado en una obra de arte. Es más, su peligrosidad aumenta cuando el mal está bien hecho.

En este sentido, es preciso tener el criterio claro. Además, es bueno recordar el axioma de que el fin no justifica los medios. Por tanto, si una película está perfectamente realizada seduce y, bajo el envoltorio de arte, puede presentarnos contenidos ideológicos rechazables o imágenes obscenas. De ahí el fraude, el engaño, que puede llevar en sí una obra artística, la cual tendrá mayor repercusión o efectividad en la medida que tenga más calidad fílmica. Dos ejemplos recientes: Ágora, de Alejandro Amenábar, y Si la cosa funciona, de Woody Allen. El polémico film de Amenábar es un alegato irreligioso, que enfrenta Fe y Razón, Religión y Ciencia, al tiempo que posee notable calidad formal; mientras que la última comedia de Allen arremete, como hiciera el cómico norteamericano en sus primeros tiempos, contra lo divino y lo humano, con un tono intelectual muy próximo al cinismo, aunque con la genialidad artística que le caracteriza como autor. De ahí que, muchas veces, los aspectos que pueden parecer estéticos, reflejo de belleza, son sólo técnicos, hábil manipulación.

_____________________
Si una película está perfectamente realizada, seduce y, bajo el envoltorio de arte, puede presentarnos contenidos ideológicos rechazables o imágenes obscenas.
______________________

El pensar que detrás de cada creación hay personas, ayuda sobremanera a acometer la crítica; porque teniendo en cuenta el principio de “combatir las ideas y no a las personas”, descartamos la tentación, tan frecuente, de las enmiendas a la totalidad, o de las descalificaciones personales que inducen, inevitablemente, a posiciones irreconciliables, que desencadenan enemistades o generan «enemigos» permanentes.

Debe tenerse muy en cuenta que, actualmente, un director de cine está sometido a infinidad de presiones y que su obra suele estar mediatizada por causas extrínsecas a su primigenia idea. Exceptuando a algunos creadores como el referido Woody Allen, que pueden hacer lo que quieran, la mayoría debe buscar financiación y ceder a los chantajes que imponen los productores (ideología de género, lobby gay, sexo explícito para que su película sea más comercial…), o de lo contrario no logrará realizar el film y en el supuesto que lo consiga dificultará su distribución. Hoy el cine se ha convertido, salvo excepciones, además de negocio, en herramienta para difundir los paradigmas de un determinado modelo de sociedad relativista, laicista y radicalmente individualista.

____________________
Actualmente, un director de cine está sometido a infinidad de presiones y que su obra suele estar mediatizada por causas extrínsecas a su primigenia idea.
_____________________

Pero me queda por enunciar otro elemento indispensable para acometer cualquier crítica: la verdad. La verdad inmuniza contra el sectarismo. Llamar a las cosas por su nombre significa alabar lo bueno y desenmascarar lo menos bueno, provenga de donde provenga. Una verdad que necesariamente será subjetiva, no la verdad absoluta; pues nuestras opiniones ni son dogmas y menos aún están revestidas de infalibilidad. Así, el crítico tendrá que escribir siempre honestamente sin traicionar sus principios personales.

Lo contrario, situarse en el prejuicio, entraña numerosos riesgos para el crítico, o el historiador del cine, que nos dificultarán sobremanera para ejercer con justicia la crítica o la misma historia. Cuando todo lo que hacen “los míos” es bueno por definición, y malo lo que hacen “los otros”, se está al margen de la verdad y alejado de la razón. Buscar la verdad desde mis valores personales es hacer “mi crítica”, dejar la huella personal con toda su carga emocional, cultural, científica, filosófica, estética y ética que conlleva…, asumiendo con responsabilidad sus consecuencias.

Por tanto, evidenciar lo bueno, lo verdadero y lo bello que una película expresa debe ser primordial para ayudar al público a disfrutar más plenamente del Séptimo Arte y descubrir aquello que le enriquece, le eleva, le dignifica y lo unifica. El crítico deberá desenmascarar los vericuetos y rendijas por donde se filtra el mal. Es una obligación irrenunciable a la que no puede sustraerse, denunciando con claridad y caridad los errores percibidos, las manipulaciones, las demagogias, los fáciles chantajes afectivos y tantas medias verdades que, a modo de cóctel, configuran una película. Como crítico, deberé enaltecer el bien y desenmascarar el mal. Y si me obligaran a elegir, optar por lo bueno en vez de lo malo. Urge que el bien, expresado en todas sus múltiples formas, en todos los soportes imaginables, recupere la dignidad perdida. Alabar el bien siempre es bueno, no ofende a nadie, y es difusivo por naturaleza.

_____________________
Elemento indispensable para acometer cualquier crítica: la verdad. La verdad inmuniza contra el sectarismo. Llamar a las cosas por su nombre significa alabar lo bueno y desenmascarar lo menos bueno, provenga de donde provenga.
_____________________

Un arte, un cine, un film, que no sirva a la persona, a la sociedad, es por lo menos incompleto, y merecería alguna descalificación. Este arte, este cine, esta película, no cumple su función encaminada a perfeccionar al hombre y la mujer, para quienes, a fin de cuentas, se hizo. En definitiva, no es esencialmente humano, ni social: es imperfecto. Como afirma Juan José Muñoz, profesor de Antropología del Cine y Ética de la Imagen, “la ética es un arte porque cada individuo debe crear las respuestas más valiosas para cada situación concreta. Pero hay conductas que, en lugar de ser creativas, son destructivas para la dignidad de la persona. Además, en el arte, como en la propia vida, siempre se debe buscar la belleza, y ésta siempre hace referencia a la verdad y al bien.

Urge, pues, que el espectador aprenda a comprender el lenguaje fílmico, y adquiera el necesario sentido crítico para enfrentarse al constante bombardeo de imágenes al que diariamente se le somete. Por último, la función del crítico de cine es muy relevante; pues, como decía Ortega y Gasset, «el crítico debe ser un puente entre la obra artística y el espectador»: estar, coherentemente, al servicio del público.