Foxcatcher (2014)

Luchadores agarrotados

Desgarradora película basada en hechos reales, algo a lo que es muy aficionado su director, Bennett Miller, premiado en Cannes, como prueban sus anteriores trabajos Truman Capote y Moneyball. Curiosamente con esos títulos comparte la crónica de un suceso terrible como el que Capote contó en «A sangre fría», y el elemento deportivo. Se centra en el medallista de lucha libre Mark Schultz, hombre sencillo y apocado, huérfano desde los dos años, que ha vivido a la sombra de su hermano David, también luchador, y entrenador de esta disciplina, que ha sido como un padre para él. Un día Mark recibe una inesperada llamada de uno de los hombres más ricos de Estados Unidos: John du Pont, heredero de una fortuna y magnate de la industria química. Le invita a visitarle en su espectacular finca en Delaware, Pensilvania, y allí le propone actuar a modo de mecenas –nominalmente como entrenador– para que Estados Unidos triunfe en el mundial y en los juegos olímpicos en la lucha libre. La idea es que su hermano David también se sume, y reúnan a otros luchadores, pero el hermano, que tiene esposa y dos hijos, rehúsa. En su nuevo entorno Mark descubre en John du Pont una suerte de figura paterna, aunque no deja de detectar numerosas rarezas en el carácter de su patrón, además de extrañas normas en lo que se refiere al trato con la anciana madre de John.

Por otro lado, el film es de esos que invitan a descubrir la metáfora de América, el film transcurre en los años de Reagan, y Du Pont se diría un Charles Foster Kane de la época, pero que ni siquiera tiene un trineo infantil, Rosebud, que añorar, como ocurría en Ciudadano Kane. Mientras que lo que acontece a los hermanos Schultz invita a pensar que el sueño americano puede devenir fácilmente en pesadilla, que no es oro todo lo que reluce.