¿Se le pueden quitar las manchas a un leopardo? En Telecinco quieren convencernos de que es posible, de que podemos renegar de la genética. Acojonados por el rechazo de los anunciantes, que han dejado de financiar la sordidez moral e intelectual que supone “La Noria”, Paolo Vasile y sus secuaces intentan maquillar la imagen de una cadena pestilente.Han suprimido “Enemigos” y “Resistiré”, dos de sus más conflictivos excrementos audiovisuales. ¿Telecinco sin telebasura? Misión imposible: a estas alturas, no hay ambientador en el planeta como para aliviar el hedor a mierda que expele esa cadena. La publicidad se ha dado cuenta, y comienza a alejarse. Y ya sabemos que, sin pasta, los italianos se quedan en nada.

Aquellos que cobran del estercolero están, lógicamente, a favor de su continuidad. Mercedes Milá, que estrenó el lunes un programa que apesta a fracaso (“El comecocos” arrancó con un ridículo 3,2% de audiencia), fue a presentarlo a “La Noria”, y aprovechó para mezclar churras con merinas en un burdo intento por confundir a la audiencia: “Por supuesto que vengo a apoyar a La Noria en Telecinco, y a todo lo que huela a libertad. Lecciones, las mínimas…”. ¿Libertad? ¿Lecciones? Aquí el único problema es que un programa, en una cadena que es una concesión del Estado Español, ha pagado 10.000 euros a la madre de un presunto asesino por entrevistarla.

“La cantidad que ha recibido (la madre del Cuco) no hace rico a nadie”, dice sin ponerse colorada María Antonia Iglesias, en otros tiempos periodista y ahora tertuliana-basura, en una entrevista a “El periódico”. Y luego Iglesias habla de cinismo y doble moral, pero no de la suya, ojo, sino de la de aquellos que piensan que el mundo sería mucho mejor si no existiesen programas como “La Noria”. “¿Desmontar “La Noria”? Sería una barbaridad y un golpe contra la libertad de expresión, porque el programa no es solo espectáculo y sexo, sino que hay debate político. Y ese debate es muy incómodo para la derecha por su audiencia y repercusión. Y me parece desconcertante que se consiga esta reacción a través de un bloguero”.

Acabáramos… Para denunciar la bajeza moral de un programa de televisión no basta con ser bloguero. Hay que ser Stephen Hawking, Michel Houellebecq, Sergiu Celibidache o, cuando menos, Sergio Ramos. ¡Pobres María Antonia Iglesias y Mercedes Milá, que en lugar de ganarse la vida con el periodismo tienen que hacerlo en Telecinco!

Fuente: Javier Pérez de Albéniz (El Descodificador, 22-11-2011)