
El buen maestro (2017)
Tocando el mundo real
François Foucault es profesor de lengua en un prestigioso instituto de París. Soltero e hijo de un escritor también profesor, se muestra muy exigente en sus clases. No deja pasar una a los alumnos, y considera que los centros educativos de la periferia no funcionan porque sus docentes tienen poca experiencia y no saben inculcar disciplina y mostrar su autoridad. Una opinión en tal sentido, deslizada en una reunión social, propicia la propuesta ministerial de pasar un año en un instituto del extrarradio para que elabore un informe que permita mejorar la situación. A regañadientes, pero atrapado en sus propias palabras, no tiene más remedio que aceptar el traslado. Descubrirá que el alumnado, compuesto en su mayor parte por inmigrantes con situaciones familiares complejas, es difícil de manejar. Y tendrá que hacerse cargo de los desafíos que afrontan a diario sus colegas profesores.
La cinta contiene muchas de las clásicas escenas de rebeldías y gamberradas de los alumnos, junto a otras de lograda motivación. El símbolo de la pecera -el pez grande que renuncia a atrapar a los chicos porque siempre se topa con un cristal, incluso cuando ya le han retirado el obstáculo que le separa de ellos- resulta harto elocuente, acerca de cómo tirar la toalla, por parte del profesor o del alumno, es la peor elección, merece la pena intentar mejorar las cosas cada día con nuevo afán.
Aunque las cuestiones planteadas revisten gran interés, sin embargo, se nota la bisoñez del director y guionista, que no logra la completa cohesión y la necesaria gradualidad en la evolución de los dos personajes principales, Foucault y Seydou. Así, la idea de la reforma educativa casi desaparece, ante la realidad del día a día. Además, quedan desdibujados el resto de los alumnos, o la familia de Seydou. También la subtrama del conato de romance entre Foucault y una compañera, que sale con un tercer profesor, resulta algo insulsa, incluido el retrato algo tosco de dicho profesor, tanto en su actitud pesimista con los alumnos, como con lo que parece un ataque de celos que se resiste a ser exteriorizado.