
Un héroe (2021)
La deuda
Rahim es lo que popularmante se conoce como “un pupas”. No ha salido adelante un negocio que intentó emprender, y ha acabado separado de su mujer, con quien tiene un hijo con problemas de tartamudez. Las desavenencias conyugales han contribuido sin duda a que el suegro, que le hizo un préstamo importante, no le haya facilitado las cosas para la devolución del dinero, lo que ha terminado con el ingreso en prisión de Rahim. Durante un permiso carcelario, intenta persuadir a su acreedor de que pagará la deuda, cuenta para ello con el inesperado hallazgo que ha hecho su novia de unas valiosas monedas. Pero su conciencia le pide devolver las monedas, algo que hace, y que le convierte sin buscarlo en héroe mediático, su gesto tiene un fuerte impacto en la opinión pública.
Sencilla, porque el hilo argumental conecta con el minimalismo de otras propuestas iraníes, o con el neorrealismo italiano, de hecho en algunos momentos, sobre todo en el esfuerzo del protagonista por quedar bien ante su hijo, y los obstáculo que se suceden, el film hace pensar en Ladrón de bicicletas. Y compleja, porque los seres humanos somos complicados, y Farhadi sabe jugar con la ambigüedad que con frecuencia encierran nuestras acciones, queremos actuar con rectitud, pero también nos mueven intereses bastardos. Y surge la sombra de la duda, no dejamos de preguntarnos si Rahim es tan ingenuo y simple como parece, si lo suyo es pura mala suerte, una especie de fatalismo que es casi como su sombra. Amir Jadidi se revela como un actor perfecto para ajustarse a esta personalidad difícil de atrapar.
El hilo nos lleva al ovillo, una madeja que se enreda y se enreda. La buena gente que parece rodear a Rahim –las autoridades de la cárcel, el empleado municipal que podría darle un trabajo, la organización no gubernamental que le ayuda a reunir la suma que adeuda…–, también debe velar por otros intereses, que son legítimos, y que entran en conflicto. Y hay algo tóxico que en el intento de entendimiento con el suegro y la ex mujer, heridas demasiado hondas, un orgullo que no cede.
Uno de los grandes logros de Farhadi es lograr que la historia resulte creíble y no algo próximo al culebrón, la sensación es que estamos ante una página de la vida misma, de relaciones humanas que se complican por circunstancias fatales que no son tan raras, y por algunas actitudes mezquinas. Se logra también abordar cuestiones como la dificultad de aprehender la verdad que nos hace libres, más en tiempos de imágenes al alcance de todos y de redes sociales, y la facilidad con que se construyen “relatos” que no se ajustan a esa verdad, pero que anhelamos porque nos hacen sentir bien.