
La gran muralla (2017)
Tun, Tun, ¿quién es?
Siglo XV. El mercenario inglés William Garin se traslada a China con su socio español, Tovar, y otros compañeros, para robar el polvo negro, invención de enorme potencial militar. Tras un desafortunado encuentro con una extraña criatura, los dos son capturados por miembros de la Orden de los Sin Nombre, fundada para hacer frente a monstruos como el que han visto, los taotie, que cada seis décadas asedian la Gran Muralla China, en realidad construida para contenerlos. Acabarán ayudando a este ejército, que tras la muerte de su general tendrá una nueva líder, la comandante Lin Mei.
Visualmente impactante, con una deliciosa utilización de los colores, se echa de menos tanto el tono lírico de Hero y La casa de las dagas voladoras, como el dramatismo de los mejores títulos del realizador, pues por mucho que se las apañe para definir más o menos a sus personajes con escuetos diálogos, no tienen la profundidad de los protagonistas de Sorgo Rojo, El camino a casa o Ni uno menos. Ni siquiera Lin, lo que resulta llamativo, ya que siempre ha cuidado mucho los retratos femeninos, su gran especialidad.
La culpa la tiene el guión, bastante pobre, a pesar de que han colaborado en su autoría hasta seis guionistas estadounidenses, entre ellos Tony Gilroy y Edward Zwick. El reparto internacional poco puede hacer, salvo mantener el tipo. Ocurre con Jing Tian, estrella china, en el citado papel femenino, con el estadounidense Matt Damon (Garin), y los secundarios, entre los que se encuentra el gran Willem Dafoe, como otro occidental que llegó a Oriente tiempo atrás.