La edad de la inocencia (1993)

Alta sociedad

La escritora Edith Wharton llevó a cabo en su novela ‘La edad de la inocencia’ una notable radiografía de la alta sociedad de la Nueva York de principios de siglo, que ahora se traslada a la pantalla. Newland Archer (Daniel Day-Lewis), un joven producto de esa sociedad, acaba de comprometerse con May Welland (Winona Ryder). Su vida anodina sufre un vuelco cuando irrumpe en ella la condesa Ellen Olenska (Michelle Pfeiffer), la prima de su prometida y una mujer nada convencional. Ellen se acaba de divorciar, ha vivido muchos años en Europa, y no acaba de encajar en los rígidos convencionalismos que gobiernan la sociedad puritana de Nueva York. Los sentimientos de Newland se hallan divididos. Sinceramente desea ser leal a su futura mujer, de modo que se empeña en adelantar la boda. Sin embargo ve en May a un ser aburrido, incapaz de mantener una conversación interesante, la perfecta dama de una sociedad que está empezando a odiar. Todo lo contrario de lo que representa Ellen, por quien se siente cada vez más atraído.

El principal reparo que se puede poner al film es un uso abusivo de la voz en off, aunque ésta pertenezca a esa gran actriz llamada Joanne Woodward. Le cuesta a Scorsese plasmar la historia en imágenes que puedan sustituir la magnífica prosa de Edith Wharton. Aunque utiliza alguna buena metáfora visual, como la de los leños del hogar de una chimenea, que con su crepitar aumentan la sensación de ahogo, de verdades no dichas con palabras.

Acierto pleno hay en la dirección artística de Dante Ferreti, en la fotografía de Michael Ballhaus, en la música de Elmer Bernstein, que dan el perfecto empaque visual y de ambientación a la historia. En éste Scorsese reconoce la influencia de Wyler (La heredera), Ophüls (Madame de…) y Visconti (El gatopardo). Luego están los actores –Day-Lewis, Pfeiffer, Ryder–, que se han metido de lleno en sus personajes, convirtiendo algunos de los momentos del film en memorables. La última conversación entre Newland y May es sencillamente de quitarse el sombrero.

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