
Baby Driver (2017)
Con música y al volante
Una sorpresa. Edgar Wright, director y guionista, ha logrado algo ciertamente increíble, una especie de milagro: un equilibrio de géneros, maridaje perfecto de acción, criminal a lo Tarantino con humanidad, romántico con un punto de inocencia, musical… No es fácil explicarlo con palabras, hay que verlo para creerlo.
El británico Wright ya había apuntado imaginativas maneras narrativas en cintas muy dinámicas y con puntos de humor, como el film que le puso en el mapa, Zombies Party, aunque incurriera en desparrames como la apocalíptica Bienvenidos al fin del mundo. Aquí da pruebas de lo que puede dar de sí su talento cuando no se deja llevar por las gracietas fáciles. Baby Driver es divertida, emocionante y muy brillante, con un ritmo asombroso, el uso de la música como columna vertebral, con la que se orquestan coreografías que incluyen persecuciones automovilísticas, carreras por las calles, o personajes simplemente moviéndose en interiores, es de matrícula de honor, decididamente la película da lo que no esperas.
Además, cuenta con un reparto perfecto, están muy bien escogidos los actores: Ansel Elgort, conocido por la saga distópica juvenil Divergente, y el dramático y romántico film Bajo la misma estrella, la última Ceniciente Lily James, un Kevin Spacey al que le basta la contención para hacer a su villano memorable, los compinches de atracos Jon Hamm, Jamie Foxx, Jon Bernthal, Eiza González, cada uno con rasgos propios, el padre adoptivo y sordo en la vida real CJ Jones.