Dirección: Michael Hoffman

Intérpretes: James McAvoy, Christopher Plummer, Paul Giamatti, Helen Mirren, Anne-Marie Duff, Kerry Condon, Patrick Kennedy, John Sessions, Tomas Spencer

Guión: Michael Hoffman

Duración: 114 min.

Público apropiado: Jóvenes-adultos

Género: Biográfico, Drama

Por deCine21

laultimaestacionCLos últimos años del genial novelista ruso Leo Tolstoy. Cuando vive retirado en una finca en el campo, atrapado entre dos «fuegos». Por un lado está Vladimir Chertkov, su socio en la creación de los tolstoianos, una especie de grupo creyente en la utopía de una vida armoniosa y colectiva, sin propiedad privada y un estilo de vida sencillo; viendo que su final puede estar cerca, Chertkov presiona para que legue en su testamento los derechos de su obra al pueblo, o sea, que sean de dominio público. Por otro lado su querida pero algo histérica esposa Sofya cree con bastante sentido común, que debe heredar la familia. Testigo de estos tejemanejes es el nuevo y timorato secretario de Tolstoy, Valentin Bulgakov.

 Resulta indudable que Michael Hoffman, director y guionista -adapta una novela de Jay Parini- ha puesto cariño en el film, pero aparte de cierto academicismo algo tieso, el conjunto está claramente desequilibrado, conviven sin orden ni concierto el drama con el sainete un tanto exagerado. Lo mejor sin duda es el trabajo actoral de Christopher Plummer y Helen Mirren, en los papeles de escritor y esposa: la idea de Tolstoy apuntada al principio -todo lo que sé, lo sé porque he amado- es preciosa, y sostiene la estructura dramática, basada en su relación; sin embargo, no puede uno por menos de pensar que no se hace justicia a este gran genio de la literatura y el humanismo en la película.

 Lo que resulta definitivamente grotesco es la historia de amor, colocada en primer plano, de Bulgakov con una tal Sasha (James McAvoy y Anne-Marie Duff), la verdad es que no entendemos esa relación, ni qué hace exactamente esa mujer entre los tolstoianos, cuyas costumbres de continencia sexual son muy estrictas. Ni tampoco acabamos de conectar con las convicciones utópicas de Chertkov, a pesar de que Paul Giamatti hace lo posible para no convertir el personaje en el antipático sin corazón que parece ser sobre el papel.