Ficha:

133 min. | Drama | Deportivo

Público apropiado: Jóvenes

Año: 2015

País: EE.UU.

Dirección: Ryan Coogler

Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Wood Harris, Graham McTavish, Tony Bellew, Ritchie Coster, Jacob ‘Stitch’ Duran, Andre Ward

La mejor película de la saga de famoso boxeador Rocky Balboa, junto a la primera, rodada 40 años atrás. Sabe tomar algunos de los mejores elementos del original, pero introduciendo una inteligente trama, completamente nueva, y muy adecuada para un Rocky avejentado, sencillo y cordial como siempre, pero solitario, las personas que más apreciaba ya no están en este mundo.

Un día se presenta en el restaurante Adriane’s de Filadelfia un joven negro, hijo ilegítimo del antiguo rival y amigo de Rocky, el gran Apollo Creed. Adonis atraviesa una verdadera crisis de identidad: está agradecido a la esposa de Apollo por haberle acogido en su casa generosamente tras fallecer su padre antes de que él naciera, cuando era un chico destinado al correccional. Pero ya adulto se debate entre la duda de dedicarse al mundo de los negocios y llevar una vida cómoda, o desarrollar un talento de púgil que está en sus genes. Decantado por la segunda opción, aunque rechazando que le liguen a su padre, acude a Rocky pidiéndole que le entrene para llegar a ser un día campeón.

Estamos ante el primer film de Rocky no escrito por Sylvester Stallone, que fue nominado al Oscar por el inicio de la saga en las categorías de guión y actor. Pero sus sucesores en la tarea de guionistas, el casi debutante Aaron Covington, y el también director Ryan Coogler –formidable en su debut en el largo, la muy recomendable y no estrenada en España Fruitvale Station–, han capturado las esencias rockysticas: cambiando el color de la piel del tipo inadaptado que podría llegar a ser campeón de boxeo, pasamos del potro italiano a un joven negro, que conoce lo que es la calle, pero también la otra cara de la moneda, una vida acomodada. Al renunciar a esto último, los pasos de Adonis de entrenamiento en gimnasios modestos, el noviazgo con una chica encantadora, Bianca, cantante que se está quedando sorda, los trucos para mejorar la forma física como capturar gallinas, retrotraen por supuesto al original.

Pero al tiempo tenemos muchos otros hilos narrativos bien desarrollados, no siendo el menor el de papel de mentor de Rocky, que concede al film un emotivo tono crepuscular, que invita a reflexionar sobre el sentido de la vida y las metas que merecen la pena. En tal sentido, está muy bien desarrolada la relación maestro-discípulo, resultando muy natural el joven Michael B. Jordan, que trabajó con Coogler en su anterior film, y Stallone, soberbio y creible al encarnar al hombre siempre dispuesto luchar. También Tessa Thompson atrapa el encanto de su personaje, la novia.

No falta además el aire épico, de modo especial en el clímax, pero también en los entrenamientos, aunque justo es reconocerlo, Coogler no busca mimetizar lo antes hecho, y sabe entregar estos elementos típicos del subgénero con gran fuerza y personalidad. Igual ocurre con la partitura musical, Ludwig Göransson le da aires nuevos sin renunciar a lo que ya es un clásico, gracias a Bill Conti.

Firma: José María Aresté