Ficha:

156 min. | Western

Público apropiado: Jóvenes

Año: 2015

País: EE.UU.

Dirección: Alejandro González Iñárritu

Intérpretes: Leonardo DiCaprio,Tom Hardy, Will Poulter, Domhnall Gleeson, Paul Anderson, Lukas Haas, Brendan Fletcher, Brad Carter, Kristoffer Joner, Joshua Burge

Alejandro González Iñárritu aplazó el rodaje de El renacido para acometer primero Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), ganadora de cuatro Oscar, en las categorías de película, dirección, guión original y fotografía. Al mexicano no le ha afectado la supuesta maldición de los premios de la Academia, pues demuestra tener cuerda para rato.

Aquí adapta la novela “The Revenant: A Novel of Revenge”, de Michael Punke, que reconstruye la historia real de Hugh Glass, miembro junto con su hijo de una expedición de tramperos que en 1823 se interna en territorio de los arikara, entre las dos Dakotas, en busca de pieles. Cuando Glass sufre el ataque de un oso pardo queda malherido, y sus compañeros, acosados por los indios, no pueden llevarle consigo. El capitán de la expedición le deja bajo el cuidado de su retoño, otro de los miembros más jóvenes del grupo y el veterano John Fitzgerald. Pero este último resulta no ser de fiar.

La veracidad de las imágenes se acentúa gracias a la cámara cercana de Emmanuel Lubezki, alias “El Chivo”, colaborador habitual del realizador, tan integrada en cada escena que se vive en primera persona el acecho de los pieles rojas y el padecimiento de los personajes. A veces se nota que se trata del mismo operador de El árbol de la vida, sobre todo en algunas secuencias oníricas donde el protagonista evoca la felicidad de su familia, truncada por la muerte. Salvo algún plano metafórico donde un ave brota de heridas mortales, el grueso del film se aleja bastante de los detalles pretenciosos que daban un poco al traste con los altos vuelos de Birdman.

Por primera vez, el autor de Amores perros se adentra en el puro cine de género, sin querer ofender con esta afirmación al cuate, pues esto no quiere decir que estemos ante un relato genérico o convencional ni mucho menos. Pero sí que mira a los westerns sucios de Sam Peckinpah y tiene elementos en común con Las aventuras de Jeremiah Johnson, filmada en 1973 por Sydney Pollack, y sobre todo con El hombre de una tierra salvaje, de Richard C. Sarafian, que reconstruye los mismos hechos históricos. Aunque El renacido resulta más cruda si cabe por el hiperrealismo del cine contemporáneo. El espectador siente la violencia en sus carnes, sobre todo en la impresionante secuencia del ataque del grizzly, que pasará con toda seguridad a la historia del cine, si bien no resulta apta para cardíacos.

El conjunto tiene mucho del cine clásico de aventuras, sin que eso suponga una ruptura completa con su filmografía, ni un renacer de Iñárritu, sino más bien una evolución coherente. Aquí también se concibe la vida como un ‘via crucis’, donde los humanos tienen que soportar duras pruebas cada vez peores (como el protagonista de Biutiful), y seguir vivo muchas veces depende del azar. En su retrato de la lucha contra los elementos naturales, parece que el hombre acaba siendo lo más peligroso, pues la traición puede causar más daño que el ataque de una bestia salvaje. Pero la mirada del mexicano se ha vuelto un poco más luminosa, pues en la dura batalla por salir adelante a cada minuto, puede irrumpir un acto de solidaridad humana que devuelve la esperanza. Incluso se lanza una mirada a lo trascendente… “La venganza está en manos de Dios”, asegura uno de los personajes.

Casi sobrenatural resulta la composición del protagonista realizada por Leonardo DiCaprio, que lejos de acomodarse y vivir del cuento sigue buscando papeles complicados; algunos planos filmados en la nieve sin ropa no han debido resultar nada fáciles para la estrella. Pero sorprende casi más el gran Tom Hardy, que interpreta al barbudo antagonista sobre todo con los ojos, que le permiten mostrar la miseria del lado más oscuro de las personas.

Firma: Juan Luis Sánchez