La extraña vida de Timothy Green Cuatro 18.00h   105 min. | Fantástico Público apropiado: Jóvenes Año: 2012 País: EE.UU. Dirección: Peter Hedges I ntérpretes: Jennifer Garner, Joel Edgerton, Cameron ‘CJ’ Adams, Rosemarie DeWitt, Dianne Wiest, Michael Arden, Ron Livingston, David Morse, Odeya Rush, Shohreh Aghdashloo, M. Emmet Walsh, Common   Cindyla-extrana-vida-de-timothy-green-22973-g7 y Jim reciben con enorme dolor la noticia de que no pueden ser padres. Viven en Stanleyville, un pueblecito precioso, son buenas personas, jóvenes y sanas, y su mayor deseo era tener un hijo. Ahora, en su desconsuelo imaginan cómo habría sido ese niño, qué cualidades tendría, cómo sería… Su sorpresa será mayúscula cuando al despertar después de una noche de tormenta encuentren a un chavalín en su casa. Dice llamarse Timothy y en realidad procede del jardín, en donde la noche anterior el matrimonio había enterrado una caja con las características de su hijo ideal. Diríase que Timothy ha salido del huerto como un vegetal más –incluso tiene hojas en las piernas–, y lo más increíble es que les llama papá y mamá.   Tras las dos notables Retrato de April y Como la vida misma, el director Peter Hedges repite detrás de las cámaras para volver a su tema predilecto: la familia. La extraña vida de Timothy Green es una bella historia sobre las relaciones paternofiliales y el amor familiar, pero con un salto significativo respecto a los otros dos filmes, pues aquí el elemento fantástico es clave. Y al fin la narración acabará trascendiendo el relato –prerrogativa de los grandes cuentos– para convertirse en una hermosa y optimista fábula acerca de cómo ha de ser el amor de los padres por los hijos, pues han de aprender a educar bien, aceptando las limitaciones de los niños, cediendo a veces, dejando el espacio necesario para que los hijos puedan crecer libremente y comprendan correctamente el cariño de sus padres. También es un modo eficaz de hablar de la vida como un don y de que hay que aprovechar las propias cualidades para hacer felices a los demás. Respira toda la película una inusitada ternura, que en algún momento puede ser excesiva, pero que a la vez queda salvada por la sencilla atmósfera de cuento familiar en el que –y así se dice explícitamente– todas las cosas son posibles.