Cuatro (22.00h) 103 min. | Animación Público apropiado: Todos Año: 2010 País: EE.UU. Dirección: Lee Unkrich   Andy, el dueño de Woody, Buzz Lightyear y el resto de entrañables juguetes, está a punto de marchar de casa e irse a la universidad. La inquietud resulta palpable, pues su destino, siendo Andy todo un mozarrón, es incierto, podría acabar en el desván, en el mejor de los escenarios, o simplemente, en el cubo de la basura. Pero no, tras diversos avatares acaban donados a una guardería, que de entrada promete ser una especie de paraíso, donde nunca faltan los niños; y no importa que crezcan, pues enseguida viene el reemplazo. No sospechan que entre los juguetes del lugar, que les acogen con los brazos abiertos, se oculta un siniestro y traumatizado personaje, que gobierna la guardería con mano de hierro, decidiendo el destino de unos y otros juguetes. Obra maestra sin paliativos, Pixar supera con este film el infinito yendo más allá. El guión ahonda con enorme inteligencia en el universo de la saga, sin traicionar su espíritu. Es cine para chavales, sí, pero es también cine para mayores, pocas películas que se autodenominan “de adultos” abordan con más fuerza temas como el sentido de la vida (¿para qué están los juguetes en el mundo?), el paso del tiempo, el acceso a la mayoría de edad, la conciencia de pertenecer a una familia, los traumas que marcan, las inevitables despedidas. Todo ello sin hacer ascos a la acción y al humor, bien abundantes. Técnicamente, la perfección es desbordante. Se respeta la sencillez con que están diseñados los juguetes originales, pero a la vez se da idea de las maravillas animadas que pueden acometerse en la secuencia de apertura, una vertiginosa “montaña rusa” que retrotrae al prólogo de Indiana Jones y la última cruzada, muy sugerente en mostrar las increíbles aventuras que puede trazar la mente infantil. Firma: Pablo de Santiago