Ficha: 128 min. | Drama Público apropiado: Jóvenes-adultos Año: 2016 País: Bélgica, Francia, Rumanía Dirección: Cristian Mungiu Intérpretes: Vlad Ivanov, Maria-Victoria Dragus, Ioachim Ciobanu, Adrian Titieni, Valeriu Andriuta, Gheorghe Ifrim, Claudia Susanu, Adrian Vancica   Una pequeña ciudad de provincias en Rumanía. Romeo, prestigioso médico cincuentón, aspira a que su hija de 17 años, Eliza, ingrese en una prestigiosa universidad de Gran Bretaña, para que deje atrás su país, donde no confía en que vaya a tener muchas oportunidades por la corrupción imperante. Pero el día antes de un importante examen, que puede alterar su nota media, la muchacha sufre una agresión sexual que la deja alterada. Preocupado porque pueda suspender o sacar una puntuación baja, el doctor deja un poco de lado sus principios y decide llevar a cabo ‘unas cuantas llamaditas’.   Junto con Cristi Puiu (La muerte del Sr. Lazarescu) y Radu Jude (Aferim!), Cristian Mungiu se ha convertido en uno de los principales realizadores del Nuevo Cine Rumano, sobre todo tras ganar la Palma de Oro en Cannes por la durísima 4 meses, 3 semanas 2 días. En el certamen galo siempre aprueba con nota, pues volvió a ser distinguido, como guionista, en 2012, con Más allá de las colinas, mientras que Los exámenes le ha dado el triunfo como realizador en 2016.   En esta ocasión, traza una completa radiografía de su país, mediante una historia en apariencia sencilla, pero que pone de manifiesto que perduran los antiguos resortes sociales del régimen soviético. Se puede solucionar cualquier problema o cambiar lo que sea con las amistades adecuadas, mientras que la moral parece quedar en segundo plano. La corrupción, de la que resulta difícil evadirse, tiene mucho que ver en que no asomen por ninguna parte señales de que la nación pueda recuperarse, y en que las relaciones familiares puedan deteriorarse. De exquisita puesta en escena, cobran valor elementos como el manejo de la música clásica que apasiona al personaje central, lo que por un lado le define como estirado, y por otro transmite una grandeza que contrasta con la situación de Rumanía según lo que se ve.   Se nota el estilo propio del director en que él no evalúa a sus personajes. Se limita a mostrar en pantalla sus comportamientos, para que sea el espectador el que decida si lo que hacen está bien o mal. ¿Está legitimado el protagonista a romper las reglas y valerse del amiguismo para ayudar a su familia? ¿O por el contrario se trata de un hombre sobreprotector, que no tiene en cuenta los deseos de su hija, sino que proyecta en ella sus propias frustraciones? “Esto es lo que hay” parece decir la cinta, como cuando mostró al espectador uno de los abortos más horribles vistos en pantalla sin posicionamiento aparente.   Los actores sacan un sobresaliente, en especial Adrian Titieni, facultativo que hace gala de un inmenso cinismo, mirando a los demás por encima del hombro, hasta que poco a poco se da cuenta de que tendrá que enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Resulta curioso descubrir al abortista clandestino del film más conocido del realizador, Vlad Ivanov, aquí como representante de la policía. Firma: Juan Luis Sánchez