Ficha: 92 min. | Drama | Comedia Público apropiado: Jóvenes Año: 2014 País: Francia Dirección: Jean-Paul Rouve Intérpretes: Michel Blanc, Annie Cordy, Mathieu Spinosi, Chantal Lauby, William Lebghil, Flore Bonaventura, Audrey Lamy, Jean-Paul Rouve Madeleine, una anciana, acaba de enviudar. Preocupado por su bienestar, su recién jubilado hijo Michel, de acuerdo con sus hermanos, decide que vaya a vivir a una residencia para la tercera edad, lo que ella acepta a regañadientes. Casi lo único que ilumina sus días son las frecuentes visitas de su nieto Romain, que sueña con ser escritor, y trabaja de noche en la recepción de un hotel. La venta de su casa sin contar con ella es la gota que colma el vaso de la paciencia de Madeleine, que abandona la residencia sin decir nada a nadie, lo que genera la lógica preocupación de sus seres queridos. Una de esas amables comedias de las que entrega la cinematografía francesa con lo que se diría una facilidad pasmosa. El actor Jean-Paul Rouve, en su tercera película como director, adapta una novela de David Foenkinos, y logra lo más difícil en una película de este tipo, un timing perfecto, adecuado para una trama entrañable, de tono optimista y esperanzado, estamos antes una de esas películas de las que uno sale contento, reconciliado con el género humano. Personajes bien descritos, relaciones creíbles, buenas ocurrencias y conflictos. Las oraciones en el cementerio, con la llegada tarde al lugar de uno y otro personaje, escenas con que se abre y cierra el film, son un buen botón de muestra de una buena estructura, donde vamos conociendo a los personajes y sus rarezas, que debieran sacar lo mejor de sus recuerdos del pasado en el caso de Madelaine y Michel, para seguir adelante. Mathieu Spinosi resulta muy adecuado, con su aire naif y soñador, para componer al nieto, y hace creíble la conexión especial con su abuela, la veterana Annie Cordy. Mientras que Michel Blanc encarna bien las neuras de su personaje, algo cuadriculado, sosainas y con problemas de comunicación, pero buen tipo, que atraviesa una pequeña crisis conyugal con la que ha sido el amor de toda su vida, bien encarnada por Chantal Lauby, que parece el sentido común y la paciencia con patas. Además hay una buena pléyade de secundarios –el pintor de cuadros horribles, el encargado de la tienda de la estación de servicio, la manager de la residencia de ancianos, los hermanos de Michel, el encargado del hotel, la profesora, la chica de la agencia, el cura…–, en muchos casos con sólo una escena, que están perfectamente escogidos, se nota que el director es actor. Firma: José María Aresté