Ficha: 123 min. | Drama Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: EE.UU., Reino Unido Dirección: Jeff Nicholls Intérpretes: Joel Edgerton, Ruth Negga, Marton Csokas, Michael Shannon, Alano Miller, Nick Kroll, Bill Camp, Jon Bass, David Jensen Una película delicada, sobria, creíble. Drama humano basado en hechos reales. En condiciones normales, la historia de los Loving, Richard y Mildred, sería una preciosa aventura de la cotidianeidad, de interés sobre todo para sus protagonistas, un hombre y una mujer que se aman tiernamente, se casan, y constituyen una familia, tienen tres niños a los que sacan adelante con su trabajo, y de este modo procuran ser felices en su hogar. Pero son las circunstancias las que lo cambian todo. Richard es blanco, Mildred negra. Corre el año 1958 y su viaje a Washington para casarse y burlar las leyes raciales de Virginia, propicia su ingreso en prisión al poco de regresar, de modo que deberán declararse culpables y abandonar el estado para no seguir entre rejas ni incumplir las leyes antimestizaje. El matrimonio acepta inicialmente la injusticia, pero el paso del tiempo y el avance en la lucha por los derechos civiles les brinda una oportunidad para cambiar las cosas. Casi dan ganas de pensar que a Jeff Nichols, director y guionista, le gusta alternar los thrillers con los dramas de corte más realista, a Take Shelter le siguió Mud, y a Midnight Special, Loving. En cualquier caso, en su entera filmografía demuestra una gran capacidad narrativa y de creación de personajes memorables, que se enfrentan a conflictos de entidad, e incluso el recurso al género no le lleva a abandonar los grandes temas a los que se enfrenta el ser humano. Además, estéticamente, es preciosa la fotografía de época sin colores llamativos, y su cuidada partitura musical. El film que nos ocupa se prestaba al cliché, la típica película “buenista” que describe la lucha titánica de unos personajes para que se les reconozcan sus derechos. Nichols se arriesga ciñéndose a los hechos, y mostrando la sencillez de Richard y Mildred, que no tienen sensación ninguna de estar contribuyendo a cambiar la historia y dejar huella: personas sin estudios, simplemente buena gente, que quieren ser felices. El marido, fantástico Joel Edgerton, parco en palabras, no es un genio, ni siquiera en lo que podría describirse como “sabiduría popular”, pero se muestra resolutivo y tiene clara una cosa, quiere a Mildred, quiere a sus hijos, desea cuidarlos y procurar su bienestar; él no hace mal a nadie, y no entiende que la policía y el juez no les dejen tranquilos. Y ella, todo un descubrimiento la sobre todo televisiva Ruth Negga, sabe dominar el miedo ante el acoso del sistema legal, es atenta con sus familiares, cría a sus niños, y sabe abrir serenamente la puerta que podría resolver judicialmente sus problemas. Por supuesto, se describen los hitos de la senda hacia el reconocimiento de los derechos de los Loving, con la intervención de los abogados de la Unión Americana de las Libertades Civiles y los recursos hasta llegar al Supremo; y con una interesante idea de fondo, cómo una norma legal puede dar carta de naturaleza a las mayores injusticias, aceptadas en tal tesitura como inevitables, es lo que hay. Pero el acierto es que no dominan la historia, que es sobre todo la historia de amor de una familia, atravesada de detalles y sucesos corrientes: el trabajo de Richard en la construcción, su afición al motor y las carreras de coches, las cervezas con sus amigos negros, ver la televisión con su mujer, los juegos de los niños en la calle… Hay muchos personajes secundarios, el entorno familiar y de amigos, las autoridades, los abogados, todos muy bien interpretados por actores desconocidos, excepto Michael Shannon, una presencia constante en el cine de Nichols, y que compone memorablemente a un fotógrafo de Life, breve pero poderoso papel. Firma: José María Aresté