Ficha:

111 min. | Drama | Romántico

Público apropiado: Jóvenes-adultos

Año: 2014

País: Francia, Bélgica

Dirección: Lucas Belvaux

Intérpretes: Émilie Dequenne, Loïc Corbery, Sandra Nkake, Charlotte Talpaert, Anne Coesens, Daniela Bisconti, Didier Sandre, Martine Chevallier, Florian Thiriet, Annelise Hesme, Amira Casar

Jennifer vive en el pueblo de Arras, Francia. Madre soltera, trabaja de peluquera y desprende una alegría vital que transmite a todos a su alrededor. Un día entra en su establecimiento un joven estirado, algo taciturno, Clement. Ha llegado de París para trabajar en un instituto como profesor de filosofía. Ambos parecen ser polos opuestos, pero empezarán a salir.

Las compatibilidades y dificultades de las relaciones entre hombre y mujer son un tema que interesa al actor y director belga Lucas Belvaux. Si en 2002 entregó Una pareja perfecta, ahora parece darle la vuelta al título con No es mi tipo, agridulce historia romántica que habla a las claras de las diferentes sensibilidades hacia el amor por parte de las personas. El guión, obra también del director a partir de una novela de Philippe Vilain, lleva al extremo la percepción de que las mujeres son más cuidadosas y sensibles, mientras que los hombres tienden a ser más despreocupados y cínicos. Así crea Belvaux unos personajes tan definidos que podrían ser arquetipos. Jennifer es una mujer vitalista, de naturaleza alegre y positiva, que espera el amor verdadero; Clément es todo lo contrario, filósofo reconcentrado, para quien el amor no es sino atracción carnal, vacía de compromiso y entrega. Con ese panorama es difícil que los caminos amorosos se encuentren. Tampoco parece casual que Belvaux enfrente el carácter parisino, frío, gris, con el de provincias, mucho más colorido y optimista.

Sabiamente narrada, paso a paso, la historia se desarrolla de modo creíble y con los altibajos que se pueden suponer, con las dudas y las despreocupaciones que surgen de uno y otro lado. Hay escenas brillantes, como en la que se habla del trabajo de peluquera, de lo valioso que es transformar a la gente para que se sienta bien consigo misma, o esas tan cinematográficas del karaoke, entretenimiento popular donde los caracteres se transparentan. Por no hablar de la escena clave en el desfile, verdaderamente lograda.

Película sencilla, de fondo realista, con pocas concesiones y desarrollo unidireccional –algunas subtramas apuntadas, con las amigas peluqueras o con la compañera de instituto se malogran–, cuenta, por suerte para Belvaux, con una actriz esplendorosa, su compatriota Émilie Dequenne (Rosetta, La chica del tren). Sólo ella llena la pantalla con su enorme sonrisa, sus ganas de vivir, sus buenas vibraciones, aunque también es capaz de helarte la sangre cuando adopta un rictus serio, triste. Talento interpretativo ausente, por cierto, en su compañero de reparto.

Firma: Pablo de Santiago