Ficha: 103 min. | Aventuras | Animación Público apropiado: Todos Año: 2016 País: EE.UU. Dirección: Ron Clements,  John Musker Polinesia. Años atrás, Maui, legendario semidiós, le arrebató el corazón a la diosa Te Fiti, despertando al monstruo de lava Te Ka, que acaba con la vida. Como consecuencia, la tribu de una isla paradisíaca nota que cada vez tiene menos pescado para comer… La hija del jefe, Vaiana, propone salir a pescar más allá del arrecife de coral que nunca se traspasa… Ante la negativa irracional de su padre, ella misma tratará de resolver el problema en solitario, emprendiendo un viaje por el océano, con la idea de restaurar el corazón de Te Fiti… Los veteranos Ron Clements y John Musker posibilitaron el renacimiento de Walt Disney a finales de los 80 con La sirenita. Ahora, aplican a la animación digital los esquemas básicos de las películas de princesas y jóvenes soñadoras de la compañía, con alguna variación acorde a los tiempos modernos. Aquí la protagonista no depende ni mucho menos de que aparezca el príncipe azul, así que se ha suprimido la tradicional subtrama romántica, sustituida por la amistad reñida con el semidiós Maui. También suenan novedosas las canciones, muy propias del Broadway actual, pues entre los compositores destaca la presencia de Lin-Manuel Miranda, que ha triunfado en los escenarios con varios títulos como el exitoso “Hamilton”. Aunque cada película de la compañía presenta grandes avances en la técnica, sigue sorprendiendo a dónde se puede llegar con la animación digital. En este caso sobresale la protagonista, con un diseño sorprendente, de proporciones realistas. El relato se articula en torno a un mensaje sobre la capacidad del ser humano de vencer sus miedos, para abrirse nuevos caminos en la vida. Aparecen personajes atractivos, y abundan las secuencias brillantes como el ataque de los cocos piratas. Por desgracia, en torno a la segunda mitad, se aprecia una enorme caída de ritmo. Quizás porque la omnipresencia de los dos protagonistas acaba por agotar, sobre todo porque se echa de menos algún secundario genial, como el clásico Pepito Grillo o el más reciente Olaf, que levantan por sí mismos cualquier plano. Por eso el film no llega a la altura de los mejores títulos de la casa. Firma: Juan Luis Sánchez