Un experto conductor aprovecha su talento para ganarse la vida de dos maneras; por el día, cuando no trabaja en un taller, es un especialista de cine en las escenas de riesgo, y por la noche ofrece su volante para participar en fugas delictivas. Parece que su vacía vida personal puede dar un vuelco cuando traba amistad con Irene, su vecina, y su hijo Benicio.

 

 

 

 

 

 

Director: Nicolas Winding Refn

Intérpretes: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Albert Brooks, Oscar Isaac, Christina Hendricks, Ron Perlman, Kaden Leos

Guión: Hossein Amini

Duración: 100′

Género: Drama | Conducción

Estreno DVD: 09/05/2012

Público: +18

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 1

Violencia: 3

Sexo: 1

Crítica:

A Drive le precede la fama en su estreno en España. El premio al mejor director en Cannes 2011 y nominaciones en los Satellite Awards y en los Independent Spirit Awards, además de finalista en los galardones del Círculo de críticos de Nueva York y de Los Angeles, así como la posibilidad de que el secundario Albert Brooks gane un Globo de Oro en la próxima edición son algunos estandartes. También las críticas la tildan de cine independiente (aunque distribuido por la major Disney) con ínfulas de sabor europeo por sus marcados silencios.

Seguramente, tanto preámbulo no le ha hecho grato favor a la, en sí misma, interesante adaptación del relato de mismo título de James Sallis. Sallis es un escritor especialista en novela policíaca -y muy hard-boiled, como busca el estilo del film- pero también aplicado a la lírica y prosa en otros géneros. En el lado cinematográfico, Hossein Amini, labrado en adaptaciones literarias (Jude o Las alas de la paloma) y remakes (Las cuatro plumas), realiza una sabia elección cuando escoge la contención como arma narrativa para trasladar la atmósfera de Sallis a letra de celuloide.

Sin embargo, tanto Amini como Nicolas Winding (habitual del cine sobre el crimen desde un prisma poco convencional) apuestan en momentos decisivos por un hiperrealismo en la violencia que rompe, a voluntad, el encanto de otras grandes secuencias. El director danés -que ya está embarcado en su próxima película de nuevo junto al versátil, aquí enigmático y a la vez intenso, Ryan Gosling- es preciso, pulido y elegante en el montaje. Maneja los tiempos con exactitud; usa el ralentí, la luz y la música con una belleza que, en otras manos, sonrojaría al espectador por lo esteticista e incluso kitsch que puede llegar a ser. Se atreve a instrumentalizar la banda sonora con cierta ironía en la selección de canciones. Usa la metáfora (la idea del doble, la máscara, el subtexto en la réplica sobre las manos sucias…) servida por el guión, con la gracia que pasa inadvertida a unos y quizá entusiasma a otros. Convierte un espacio cerrado y casi teatral, como un ascensor o el interior de un coche, en una zona de frontera moral, psicológica y de propuesta estilística. No esconde su añoranza por los protagonistas duros como el Steve McQueen de Bullitni su cesta de ideas visuales sacadas del cine de acción de los 70 y 80.

Todo ello traza el contorno de un director que apuesta por evidenciar las marcas. Ciertamente, Winding Refn lo consigue. Seduce el conjunto, pero el perfil del protagonista (sin nombre, significativamente) decae al tener que aplicarse al martillo literalmente en el tercer acto del film. Para amantes de ejercicios expresivos y de nuevas vueltas al antihéroe americano.

 

 

Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)