Un mago de sombrero de copa, conejo y paraguas sigue recorriendo escenarios de Francia, Inglaterra y Escocia. Su espectáculo, sencillo, empieza a ensombrecerse por los nuevos entretenimientos como el rock o incluso la televisión. Arrancan los 60, y el ilusionismo y la mirada personal hacia la realidad empiezan a ser substituidas por los efectos especiales y la perspectiva seriada y publicitaria.

 

 

 

 

 

 

Director: Sylvain Chomet

Guión: Sylvain Chomet, Jacques Tati

Duración: 80′

Género: Comedia, Drama

Estreno dvd: 13/04/2012

Público: +12

Valoración: ****

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 0

Sexo: 0

Crítica:

Chomet es un gran creativo en la animación, que ya irrumpió con su estilo personal, pero a la vez cercano al espíritu Tati, en la también nostálgica Bienvenidos a Belleville.

Esta vez ha adoptado un libreto del conocido y magistral cómico y director francés, Jacques Tati (Mi tío o Play time), que ha transformado en unos tiernos y estilizados dibujos.

El ilusionista ilustra a la perfección el alma y el envoltorio de los protagonistas de Tati, siempre interpretados por él: personas de gran corazón y riqueza interior que conectan con los más desfavorecidos y con los más sencillos (los niños), inadaptados de la sociedad moderna, tecnológica y de consumo como unos Buster Keaton de los 60, pero siempre educados y dignos en su porte externo, a pesar de su pobreza económica.

Todos estos elementos aparecen en el film, en el que se pronuncian 10 frases casi contadas, mientras se hace un retrato algo más dramático que el de las propuestas de Tati. Los desheredados de una época caen en el olvido, el maltrado y soledad, las humillaciones que los grandes almacenes y la publicidad ejercen sobre ellos son más duras a la par que ridículas y la sensación de fin de época sin vuelta atrás es aún más intensa.

Con todo, Sylvain Chomet consigue embellecer la historia con momentos de lirismo y tragedia. Llega al espectador en su simplicidad, sin necesidad de canciones, chistes o juegos efectistas. Y lo mejor es que llega a él y deja algo: un gran trabajo en la ilustración y animación y en la historia. No hay moralinas. Hay realidad y poesía que es mucho mejor.


 

Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)