Bertrand Saint-Jean, ministro de transportes del gobierno francés, ha de cumplir diariamente con sus obligaciones, muchas de ellas tan ingratas como acudir de madrugada al lugar de un accidente donde han muerto varios jóvenes que viajaban en autobús. En su labor cotidiana le ayuda su gabinete, encabezado por Gilles y por su directora de prensa. Su vida es su trabajo. Reuniones, teléfono, discusiones. Entre los temás más complicados que tiene entre manos está la de la posible privatización de las estaciones ferroviarias, ya que el Estado ya no puede hacerse cargo de las deudas. Pero es una medida impopular y Saint-Jean se opone a ella y a las fuertes presiones que ejerce el ministro de economía y el resto de los integrantes del gobierno.

 

 

Director: Pierre Schöller

Intérpretes: Olivier Gourmet, Michel Blanc, Zabou Breitman, Laurent Stocker, Sylvain Deblé

Guión: Pierre Schöller

Duración: 112′

Género: Drama, Político

Estreno: 26/04/2013

Público: +18

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 0

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 2

Crítica:

El día a día de la práctica política. El director Pierre Schoeller realiza un retrato realista y áspero del oficio político y desde luego pone toda la carne en el asador para alejar de él cualquier tentación de idealizar de algún modo ese modo de vida. En este sentido El ejercicio del poderaporta bien poca cosa, ya que en su afán por pisar terreno real el desarrollo de la trama tiene una atmósfera muy poco sugestiva y es siempre distante emocionalmente, poco más que un interminable conjunto de escenas de despacho, intereses y luchas entre colegas de partido, diálogos de gabinete, conversaciones telefónicas y viajes en coche. Es lógico que pueda provocar algo de aburrimiento, aunque Schoeller humaniza el conjunto con la subtrama del chófer y también es verdad que, pese al monolítico material, logra hacer llegar al espectador, sutil pero eficazmente, la existencia insatisfecha del protagonista, un hombre entregado en alma y cuerpo a un trabajo que le exige un modo de vida implacable, severo, triste. Porque, en el fondo, está claro que El ejercicio del poder rezuma una enorme tristeza, la que embadurna con su pragmática perspectiva al mismo oficio de la política, un mundo de palabras y oportunismos que aliena las propias ideas y cualquier otra dimensión de la existencia ­­–familiar, social, incluso profesional- y que hace de los políticos verdaderos esclavos del sistema. Sobre que esto sea o tenga que ser así en la realidad, cada uno opinará.

Pese a lo irregular del conjunto, hay que reconocer la gran labor actoral del belga Olivier Gourmet(Rosetta), habitual actor secundario de los hermanos Dardenne y que aquí interpreta a la perfección al ministro Saint-Jean, protagonista absoluto (aunque eso no lo haga especialmente empático). Por lo demás, resulta totalmente gratuita la obscena y gráfica escena de apertura, así como la excesiva demora a la hora de cerrar una película cuyo desenlace, al fin y al cabo, no tiene la menor importancia.

 


Fuente: www.decine21.com