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Inglaterra, siglo XI. Después de ver morir a su madre a causa del misterioso mal de estómago, el pequeño Rob Cole se convierte en ayudante de un barbero que recorre el país ejerciendo de curandero. Durante esta etapa, se promete a sí mismo convertirse en médico para llegar a vencer enfermedades como la que causó la muerte a su madre, y viaja hasta Isfahán, en Persia, donde ha oído que un gran maestro enseña técnicas de medicina desconocidas en Occidente.

Director: Philipp Stözl

Intérpretes: Olivier Martínez, Stellan Skarsgard, Ben Kingsley, Tom Payne, Emma Rigby, Michael Jibson, Elyas M’Barek, Makram Khoury

Guión: Jan Berger

Duración: 150′

Género: Drama | Histórico

Estreno DVD: 16/04/2014

Público: +18

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 2

Violencia: 3

Sexo: 3

Crítica

La novela El médico fue publicada en 1986 por el estadounidense Noah Gordon, convirtiéndose en referente del best seller histórico e inaugurando una trilogía que completarían Chamán y La doctora Cole. Considerada la obra cumbre de su autor, esta narración medieval ha superado los 21 millones de ejemplares vendidos, razón que hacía prácticamente inevitable su adaptación al cine.

Mucho mejor acogido en Europa que en su país de origen, el libro de Gordon parece haber tenido que esperar a que alguna industria del viejo continente se decidiera a tomar las riendas de un proyecto que requería medios y ambición. Después de dos décadas de tentativas, la productora alemana UFA se hizo con los derechos del texto, y encargó la película al también germano Phillipp Stölzl, que ha buscado proyección más allá de sus fronteras rodando en inglés y contando con un reparto muy internacional.

El médico es una superproducción, y como tal funciona perfectamente. Su puesta en escena y diseño de producción desprenden grandeza, y su apartado técnico mantiene la dimensión épica de la historia durante todo el metraje. Formalmente, Stölzl y todo su equipo ofrecen una destacable recreación de la época y de sus espacios y lugares que, con sus licencias en favor del espectáculo, resulta efectiva, y en la que, a ratos, se respira cierto clasicismo, con resonancias evidentes a títulos como Lawrence de Arabia.

Algo peor parada ha salido la historia en su traslación a la gran pantalla. La dificultad de compendiar en dos horas y medio un texto de más de seiscientas páginas ha forzado al film a suprimir pasajes y a esquematizar episodios, dejando lagunas en el camino que no afectan al desarrollo general del argumento, pero que lo simplifican, principalmente en la construcción de personajes y en las relaciones que se establecen entre ellos, como la del protagonista y el sha de Isfahán o el acelerado romance que presenta la película.

Precisamente, y en su sentido más amplio, lo romántico se apodera de un relato con suficientes ingredientes para desarmar al público amante de los grandes temas expuestos en modo superventas: un joven protagonista adelantado a su tiempo en busca de ideales, pasiones y conocimiento; conflictos políticos, morales y religiosos; inquebrantables barreras que se alzan frente al desarrollo individual, social y científico; amores prohibidos; una buena dosis de exotismo; y ambiciosas referencias históricas.

Todo ello promete al espectador raso un imperfecto pero atractivo y monumental espectáculo que, sin embargo, pierde fuerza y gracia cuando hace amagos de convertirse en una lección magistral de historia sobre los grandes males de la época en la que transcurre el film. En este punto, El médico cae en el error de analizar y estereotipar conductas medievales desde una perspectiva moderna, para establecer sentencias atemporales que, básicamente, apuntan sin matices ni profundidad hacia la religión, cuestionada en su relación con el progreso.

Fuente: Juan Xipell (www.taconline.net)