Fep3

Después de cuatro años de separación, Ahmad viaja de Teherán a París para divorciarse de Marie, su esposa francesa. Durante su breve estancia, se ve implicado, también por petición de su ex, en las relaciones entre ella y su hija adolescente. En el curso de esta situación aparecerán otras cuestiones ocultas y preocupantes.

Director: Asghar Farhadi

Intérpretes: Ali Mosaffa, Bérénice Bejo, Tahar Rahim, Pauline Burlet, Elyes Aguis, Jeanne Jestin

Guión: Asghar Farhadi

Duración: 130′

Género: Drama

Estreno: 16/04/2014

Público: +16

Valoración: ****

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 0

Sexo: 0

Crítica:

No es fácil definir el pasado. A veces es un recuerdo; otras, un lastre, un peso, un móvil, una palanca, una causa… o la causa. Y casi siempre, para el ajeno, un misterio. Y el espectador no deja de ser un ajeno. Un ajeno que irrumpe con la mirada en otras vidas que siempre ve en presente. A partir de esta premisa, el iraní Asghar Farhadi (Nader y Simin. Una separación), reconstruye en la pantalla la vida de una familia marcada por un hecho del pasado y sus consecuencias en el presente.

Lo que sorprende en El pasado es que Farhadi se aleja de la truculencia o sordidez que rodea este tipo de argumentos para poner el acento en la sencillez de unas vidas corrientes, que podrían ser las nuestras. El pasado puede venir señalado por la catástrofe o la tragedia pero también por la inercia, el desamor y las pequeñas o grandes mentiras. O simplemente por el azar, que otros llaman causalidad.

Estamos frente a una de esas películas que se juegan la vida en el cuerpo a cuerpo. Farhadi ha escrito un thriller, con sus malos y buenos, asesinos y víctimas, misterios y resolución del caso. Pero es un thriller que tiene como escenario el alma humana. Y ahí los malos son a la vez buenos y los asesinos, víctimas. Y al complicarse, todo se simplifica.

Sin que se perciba en ningún momento la batuta, Farhadi dirige a unos actores que parece que no volveremos a ver en una pantalla sino en el descansillo del portal. Y no por falta deglamour –si hay una actriz glamourosa, esa es Bérénice Bejo– sino por exceso de naturalidad y convicción. En el caso de los niños –esos sí, en la vida y en el cine del iraní, víctimas siempre–, esa convicción duele.

Pasé los 130 minutos –muchos– sin parpadear, sin atreverme casi a respirar por no acelerar una acción, unos diálogos, un desvelar el misterio, un dolor del alma que percibes que necesita su tiempo para revelarse.

Farhadi ya lo había hecho en Nader y Simin. Ahora, sencillamente, ha vuelto a hacerlo.

Fuente:  Lourdes Domingo (www.taconline.net) ; Ana Sánchez de la Nieta (www.aceprensa.com)