Una brillante obra familiar para que todos gocen de una historia de divertimiento visual, música y coreografías, aunque sea con un poco de nostalgia.

Todos sabréis tararear la canción que empieza “Con un poco de azúcar…”. Este es uno de los grandes logros de los clásicos de Disney: varias generaciones han cantado, bailado y soñado al son de sus obras maestras.

El reto era grande ya que, normalmente, las segundas partes acostumbran a ser más flojas. No obstante, el equipo sale airoso de esta tarea. Para empezar, el guión –que David Magee adapta de la novela de P.L. Travers– continúa de manera natural la historia clásica. Ahora son los hijos de los antiguos protagonistas (ya crecidos) los que necesitan el apoyo de una niñera. Con todo esto, la nueva trama empieza a replicar la anterior. De la misma manera, también tenemos a muchos de los personajes animados de la brillante escena del parque, los faroleros relevan a los limpia chimeneas y, cómo no, tampoco podían faltar los banqueros.

Y es que el director, Rob Marshall, también aporta dos elementos esenciales. Por un lado, el ritmo es el adecuado para mantener la atención hasta el siguiente número musical. Y por otro, la elección del reparto es exquisita. A la cabeza una Emily Blunt que mantiene su señorío hasta en los bailes. Era difícil el reemplazo de Julie Andrews pero Blunt sabe aportar la misma elegancia y compases que su predecesora. Y del mismo modo, están a la altura Ben Whishaw y Emily Mortimer. Sin embargo, Marshall no escatima en grandes figuras del cine inglés; por eso, nos encontramos con alguna sorpresa como Angela Lansbury, Meryl Streep o Colin Firth en papeles esporádicos. Por no hablar del travieso trío de niños, unas futuras promesas.

Critica El regreso de Mary Poppins

Mary Poppins no sería lo mismo si no mencionáramos el espléndido trabajo de Marc Shaiman y Scott Wittman, al mando de la música. Es cierto que deberemos escuchar sus canciones más de una vez para que se nos peguen como las anteriores; aunque no será una tarea difícil ya que vienen de la mano de coreografías espectaculares y un perfecto diseño de efectos especiales y de fotografía.

Quizá a El regreso de Mary Poppins podemos reprocharle un poco de falta de imaginación, pero se entiende que haya buscado ser fiel a la obra primigenia. No podemos despedirnos sin elogiar la pulcritud de crear una película familiar de verdad.