nuevas tecnologías

En la película ciberbullying del año 2011 a una adolescente le regalan una computadora portátil de cumpleaños, se inscribe en una red social en la que va haciendo toda clase de amistades, incluyendo un compañero especialmente atractivo para ella. Una de sus mejores amigas, con la intención de protegerla de esa relación, crea un perfil falso, en el que se hace pasar por un muchacho, que hace pública cierta información privada, las burlas y el desprecio de los compañeros en la escuela no se hacen esperar y así comienza una trama en la que la protagonista llega hasta el extremo de buscar el suicidio al perder la confianza en sus mejores amigas y sentirse marginada por todos.

Estas historias, que parecen guiones dignos de películas se presentan a diario en la vida de muchos jóvenes que se aventuran en el espacio de las nuevas tecnologías, muchas veces sin el conocimiento y orientación de sus padres. Mi experiencia es que esta ignorancia o excesiva confianza de parte de los padres es el que hace que den a sus hijos aparatos que les exponen a peligros que con las debidas precauciones se podrían evitar.

Me parece que no hace falta hablar tanto de la presencia de las nuevas tecnologías en nuestras vidas. Las utilizamos para comunicarnos en los correos electrónicos, en las redes sociales o en mensajería instantanea como el Whatsup. Estan presente en nuestros momentos de descanso como escuchar música a través de Deezer o goear, ver películas o videos en youtube o comprar un libro en amazon.. Esta presencia va en aumento y hemos de preguntarnos si estamos haciendo el uso adecuado y nos están ayudando a crecer en virtudes o por el contrario nos están volviendo personas con adicciones, cansancios o faltando a las más elementales reglas éticas y de convivencia con los demás.

En el campo de la educación de los hijos se dice que nada forma más que el ejemplo. Por eso un padre de familia que desee formar virtuosamente a sus hijos en el ámbito cultural de las nuevas tecnologías, ha de plantearse en primer lugar cómo crecerá él personalmente en el ejercicio de las virtudes y transmitir con la experiencia personal a su familia el ejemplo coherente de persona que en lugar de ser dominada por las nuevas tecnologías las utiliza con una finalidad concreta para su provecho personal.

Como en todo, existen cosas positivas y riesgos que es necesario conocer para estar prevenidos y tomar las precauciones correspondientes. No todo es bueno pero tampoco todo es malo en el internet, no es solamente cuestión de prohibir el uso o poner filtros que impidan el acceso a lugares inconvenientes, me parece que se trata de educarnos y educar en el mejor de los filtros como es el desarrollo de las virtudes necesarias para el uso adecuado de las nuevas tecnologías.

Nada es privado ni gratis en internet. Para bien y para mal toda la información que ponemos está disponible 24/7 en la red. Desde nuestra fotografía que puede ser utilizada por cualquiera para abrir un perfil en una red social y suplantarnos pasando por nuestro historial de navegación en donde pueden enterarse de nuestros intereses y gustos hasta intentar sobornarnos con información comprometida que nosotros u otros hayan puesto sobre nosotros y que dañe nuestra reputación en línea. El problema de esto es que una vez puesto en internet es difícil borrar o evitar que alguien se quede con una copia. Les podría contar lo difícil que es pedir que quiten un video en Youtbe o lo complicado que es pedir a Facebook que elimine un perfil inconveniente.

En el plano neurológico y psicológico podríamos mencionar cómo las nuevas tecnologías afectan nuestro cerebro que es capaz de adaptarse “plasticamente” a estas nuevas realidades haciendo que adquiramos algunas habilidades y perdamos otras que dejamos en desuso. Por ejemplo podemos observar las dificultades de concentración y el aumento de déficits de atención e hiperactividad en las nuevas generaciones. Se les dificulta grandemente prestar atención por largo tiempo a una misma actividad. Como dato positivo, también existen estudios que muestran evidencias del aumento en el coheficiente intelectual de las personas que usan nuevas tecnologías.

Un capítulo importante a tomar en cuenta es los efectos que van teniendo las nuevas formas de interactuar con los demás. Una persona “sobreexpuesta” a las pantallas digitales puede llegar a perder habilidades necesarias para crear amistades verdaderas, dificultársele la capacidad de empatía que le ayuden a tomar conciencia de los otros. Es importante aprender a no confundir “amistades virtuales” con la amistad en la vida real. Para desarrolar una auténtica amistad hace falta compartir tiempo, intereses y un sinnumero de experiencias profundas que la red no es capaz de suplantar.

Existen estudios sobre la relación que existe entre la obesidad, comportamientos antisociales, agresivos, las adicciones y el número de horas que se está frente a una pantalla digital. Uno de los problemas es que para algunos, en lugar de que sus mejores amigos sean personas, sus mejores amigos van siendo aparatos de tecnología a los que dedican exceso de tiempo en detrimento de otras actividades especialmente importantes como el descanso, el tiempo dedicado al estudio o al trabajo, el necesario tiempo de convivencia familiar etc.

Es importante establecer unos límites que permitan mantener las nuevas tecnologías dentro de unos usos razonables.

http://eticaysociedad.org/2014/04/13/el-uso-virtuoso-de-las-nuevas-tecnologias/