La tecnología se ha convertido, desde hace algunos años, en pieza indispensable de nuestro día a día. La mayor parte de la población española utilizamos los dispositivos electrónicos para el trabajo, el estudio, el ocio y, sobre todo, para relacionarnos con los demás. El acceso a la tecnología está ampliamente generalizado entre los adolescentes españoles y se ha convertido en un pilar clave tanto para su aprendizaje y desarrollo como para su educación y sus relaciones sociales.

Actualmente, la edad media del primer teléfono móvil en España es a los once años y el 95% de los adolescentes entre once y dieciocho años tienen un móvil propio con conexión a internet. La interacción online es inherente a los adolescentes de hoy en día, quienes interactúan y se relacionan con los demás a través de sus perfiles en las redes.

Pero, ¿dónde están online? Los últimos datos disponibles de UNICEF indican que el 98.5% de los adolescentes tienen al menos un perfil en alguna red social, mientras el 83.5% tienen perfiles en tres o más redes. Asimismo, dos de cada tres tienen más de un perfil en la misma, que utilizan selectivamente para la familia o las amistades.

Cuando se pregunta a los adolescentes sobre qué redes sociales usan con más frecuencia, los datos indican que el 95% utiliza WhatsApp, el 91% YouTube, el 80% Instagram y el 75% TikTok, teniendo estas tres últimas redes sociales un elevado contenido audiovisual y un gran componente relacionado con la imagen.

Cuando se compara el uso de éstas por géneros, las chicas utilizan más aplicaciones relacionadas con la imagen que los chicos. La más popular entre las chicas adolescentes es TikTok, mientras que entre los chicos son YouTube y Twitch.

Este tipo de aplicaciones han incorporado desde hace unos años la opción de editar las fotos y los vídeos que se suben a la red. Una de estas es mediante el uso de filtros, que en ocasiones resultan divertidos y muy entretenidos. De hecho, muchos de estos filtros se han hecho virales, por potenciar las características físicas consideradas “atractivas” y disminuir las que socialmente se consideran “poco atractivas”. Sin embargo, el uso de éstos puede resultar muy dañino, especialmente para las jóvenes, que se ven constantemente expuestas a cánones de belleza irreales, que acaban generando frustración, insatisfacción con la propia imagen e incluso depresión o ideación suicida, con un impacto directo en su autoestima.

Artículo Filtros y redes sociales

¿Cómo pueden afectar los filtros de belleza a nuestra autoestima?

La autoestima es un concepto ampliamente extendido tanto en el uso común que se hace del término como en el campo de la psicología, que hace referencia a la valoración que uno hace sobre sí mismo.

Entendemos por autoestima el conjunto de sentimientos y pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos y sobre nuestra propia autovalía. Es decir, en base a qué y cómo pensamos sobre nosotros y en base a qué sentimos y cómo nos sentimos emitimos juicios de valor sobre qué valemos y cuánto valemos en comparación con los demás.

En este sentido, el valor que nos otorgamos también se ve influenciado por lo que los demás sienten y piensan de nosotros, crítica durante la adolescencia, ya que es una etapa en la que los chicos y chicas otorgan un gran peso a las opiniones de los demás.

Este es un periodo complejo, y es clave en el desarrollo de la autoestima y la futura estabilidad emocional de los jóvenes. Durante este periodo, el grupo de iguales se convierte en el principal grupo de socialización y para los adolescentes es indispensable sentirse “parte del grupo” y “ser cómo los demás” también como parte del descubrimiento de su propia identidad. Así, entra en juego la necesidad de aprobación de los demás y el miedo a ser juzgados o rechazados.

Por tanto, durante la adolescencia, la opinión que los demás tengan de nosotros va a tener un peso muy relevante y, junto con la necesidad de compararse constantemente con los demás, puede hacer que la autoestima sea frágil y cambiante. Esto puede generar en los adolescentes sentimientos de frustración, ganas de querer cambiar, ser como otra persona o de otra manera y, en consecuencia, deteriorar su autoestima y autoconcepto, empujándoles a mostrarse como personas distintas a las que verdaderamente son.

Una vez entendemos qué significa el concepto de autoestima, podemos vislumbrar el peso que las redes sociales pueden ejercer sobre este constructo psicológico, especialmente en los adolescentes, cuyo autoconcepto es altamente dependiente de las opiniones de los demás. Otorgando así el poder para influir sobre su autoestima a las redes sociales.

Si necesito retocar mis fotos, ¿tengo una autoestima sana?

Las expectativas poco realistas que las redes sociales imponen pueden generar baja autoestima y perseguir un ideal de perfección que genera ansiedad y síntomas depresivos. Estudios recientes han mostrado que estos trastornos han aumentado casi un 70% entre las adolescentes y que nueve de cada diez no se sienten satisfechas con su propia imagen corporal (Report Mental Health, 2018).

En este sentido, el uso de filtros para alterar la propia imagen en redes sociales contribuye directamente a la generación de esas expectativas poco realistas sobre la imagen. Un estudio reciente realizado por Dove encuestó a 500 jóvenes españolas de entre diez y diecisiete años sobre cómo les afectaba el uso de selfies con filtros. Los resultados de este estudio ponen de relieve la magnitud del problema al que se enfrenta esta población. El 70% de las jóvenes aseguró que cada vez que se tomaban una fotografía intentaban cambiar o modificar alguna parte de su cuerpo, el 63% reconoció que desearía sentirse más orgullosa de su cuerpo y el 23% indicó sentirse mal si no editaba sus fotos antes de subirlas a la red.

Además, casi la mitad de las chicas respondieron que invertían más de diez minutos en retocar la foto que iban a publicar y que la validaban con sus amigos antes de subirla a sus redes (de nuevo, vemos la importancia que tiene el grupo de iguales).

Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿cómo puede afectar a la autoestima de un adolescente estar constantemente expuesto a contenido audiovisual que defiende unos estándares muy exigentes para seguir un canon de belleza concreto? ¿Cómo puede afectar a su autoestima que sus modelos a seguir (influencers, cantantes, actrices, etc.) suban a las redes contenido donde sólo se valora positivamente la perfección en la imagen corporal? Y, por último, ¿cómo puede afectar a la autoestima de una adolescente utilizar filtros que distorsionan su propia imagen, dando el mensaje de que su belleza natural no es suficiente?

¿Los filtros son peligrosos para la autoestima de los jóvenes?

Según los expertos en el ámbito, el uso de los filtros para retocar la imagen corporal genera una baja autoestima en la mayor parte de los jóvenes, especialmente en las chicas. Cualquier filtro que modifique nuestro aspecto físico es potencialmente capaz de generar inseguridades, complejos y rechazo hacia el propio cuerpo, ya que nos obliga a adaptarnos a un ideal de perfección irreal, haciéndonos sentir que nuestro físico real no es suficientemente bello.

Estas consideraciones se han visto confirmadas en el estudio llevado a cabo por Dove, según el cuál las chicas que retocan sus fotografías antes de subirlas a las redes presentan una autoestima corporal más baja que aquellas que no retocan sus fotos en absoluto.

Además de la baja autoestima, las inseguridades y los complejos físicos que esto puede generar, el uso de filtros para alterar la propia imagen se ha relacionado con la presencia de ansiedad, síntomas depresivos, trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia y bulimia, o con la dismorfia corporal.

Esta última, también conocida como dismorfofobia o Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se define como un trastorno obsesivo por el cuál la persona presenta una preocupación exagerada por uno o más defectos o imperfecciones físicas que o bien pasan desapercibidas por los demás o no son físicamente observables.

Un estudio realizado por la Universidad de California en 2020 identificó que existía una relación entre el uso de filtros en redes sociales y la alteración en la forma de percibir la belleza y el propio cuerpo. Además, los resultados del mismo estudio indicaron que, a consecuencia de un aumento en la dismorfia corporal asociada al uso de filtros en redes sociales, aumentó el número de cirugías plásticas a las que se sometían las mujeres jóvenes, fenómeno conocido en Estados Unidos como “dismorfia de Snapchat”.

¿Qué podemos hacer?

Cuando nos encontramos ante una realidad que resulta perjudicial para nuestros jóvenes lo primero que tendemos a pensar es “¿qué podemos hacer al respecto?”. Como decimos en el ámbito de la psicología, el primer paso es tomar conciencia del problema, conocer la realidad que nos envuelve y saber qué está pasando.

Este paso es el que intentamos acercar al lector a través de este artículo. Una vez que hemos podido detectar y somos conscientes de cuál es el problema al que nos enfrentamos, existen diversas acciones que podemos emprender como padres y madres.

Cinco consejos

Si nos damos cuenta de que nuestro hijo o hija adolescente puede encontrarse en esta situación, aquí van cinco tips que pueden ayudarnos a gestionar la situación:

  • Conversa con ellos: es importante entablar conversaciones sobre los aspectos positivos y negativos de las redes y de los filtros de belleza. Pregúntale cómo cree que le puede impactar su uso e invierte tiempo en hablar con él/ella sobre los beneficios y los riesgos.
  • Pregúntale por sus actividades en la red: interésate por qué hace, dónde lo hace o qué tipo de contenido consume. Acompáñale en el proceso de aprendizaje y sírvele de guía.
  • ¡No le juzgues! Es importante que se sienta comprendido y acompañado en este proceso. Pregúntale cómo se siente cuando sube una foto y tiene pocos likes, o cuando una foto muy retocada recibe una gran aceptación.
  • Explícale las consecuencias que puede tener que vaya adquiriendo una imagen distorsionada de sí mismo/a y la importancia de que no se deje arrastrar por las expectativas irreales y los cánones de perfección.
  • Fomenta que tu hijo/a realice actividades en su tiempo libre que le generen satisfacción y que le permitan tener interacciones fuera de las redes sociales.

Además, es importante no reforzar los comportamientos dañinos de nuestros hijos/as (por ejemplo, evitar felicitar a nuestra hija y decirle lo guapa que está cuando nos enseña una foto retocada y, en cambio, no decirle que está guapa cuando nos enseña una sin retocar) y que valoremos pedir ayuda a profesionales si consideramos que la situación lo requiere.

Conversar con nuestros hijos e hijas y dar ejemplo, de nuevo, se posicionan como algunas de las estrategias más efectivas para enfrentarnos a los retos que traen consigo las nuevas tecnologías.

Firma: Aina M. Gassó