La batalla final llega a Xbox 360 de la mano de Gears of War 3, el tercer capítulo de una de las sagas más carismáticas de la consola de Microsoft. En la guerra contra los Locust todavía no se ha dicho la última palabra, pero ahora han entrado en juego unos nuevos agentes: los Lambent, malformaciones de los Locust aún más inteligentes y mejor preparados aún. Así que encarna de nuevo a Marcus Fenix y avanza por una guerra que debe acabar de una vez por todas. Acción frenética y emoción sin igual en la mejor entrega de la saga.

Plataforma:Xbox 360

Valoración: Acción 5/6, Violencia 4/6

Recomendable:18+

Crítica

La saga Gears of War es ya una de las veteranas de esta generación de consolas. Con un planteamiento intenso, trepidante y divertido se presentaba allá por 2005 como referencia de Xbox 360. Ya por aquel entonces supuso una revolución y, con un proyecto novedoso, sirvió como inspiración a muchos otros juegos.

Pues bien, esta tercera entrega llega con el objetivo de poner la guinda a un pastel de mucha calidad. Como pasó con Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, Gears of Wars 3 sirve como cierre de la saga, por lo que es esencial haber jugado a los anteriores. Imprescindible quizás no, pero sí altamente recomendable, ya que el argumento dependerá mucho de cuanto hayamos seguido la historia de Marcus.

El escenario vuelve a ser el mismo: la guerra entre los Locust y los Delta cada vez se decanta más en contra de los pocos humanos que quedan. Los supervivientes del escuadrón Delta se cuentan con los dedos de la mano y las opciones de victoria son escasas. Así llegamos al final de una guerra donde Marcus, Aya y Dom intentarán desesperadamente enfrentarse a unos Locust, mermados, que se han visto relegados a un segundo plano por unos temibles Lambent, monstruos que no dejan de ser una evolución de los Locust pero mucho más fuertes, resistentes e inteligentes.

Con este argumento arranca esta tercera entrega que desde el primer momento no nos dejará respirar. Con una jugabilidad propia de la saga, deberemos avanzar entre oleadas de enemigos mientras intentamos mantenernos con vida a lo largo de escenarios donde deberemos cubrirnos sin cesar. Tal es la intensidad que nos dará la impresión que el juego se hace extremadamente corto. Nada más lejos de la realidad, pero lo cierto es que la carga argumental y jugable hacen que aún resulte más corto.

Además de disparar y disparar, el juego ofrece la oportunidad de pilotar diversos vehículos e incluso un submarino, lo que le aporta más variedad. Y, por primera vez en la saga, podemos vivir algunos conflictos desde dos perspectivas diferentes, controlando a Marcus y a los suyos o a Carmine, Train o Samantha desde otra posición (aunque antes teníamos una experiencia parecida, ahora controlamos a los distintos personajes). Pese a esto, no se puede negar que en ocasiones se hace un tanto repetitivo y excesivamente parecido a las entregas anteriores.
El apartado gráfico sigue a la misma altura de las entregas anteriores pero llevado a la máxima potencia. Escenarios muy detallados, personajes vivos y animaciones soberbias. Todo ello sin olvidar los efectos de luz y de las partículas que se desprenden.

Por otro lado, el online vuelve a ser adictivo como pocos, con suficientes modalidades, como enfrentarnos a oleadas de Locust o incluso encarnando a uno de estos seres, contra los humanos.

En cuanto a su contenido, estamos ante una aventura para mayores de edad, tanto por su argumento como por su jugabilidad. Resulta violento y complicado de entender, por lo que no es recomendable para los más pequeños. El indicador +18 nos recuerda que estamos ante un juego especialmente dirigido al público más adulto, por lo que la violencia es constante (así como el nivel de sangre). Por lo tanto, va dirigido a un público muy conreto, que sí disfrutará de un buen juego técnicamente hablando.

En resumen, estamos ante una de esas grandes aventuras de acción exclusivamente dirigida a los más adultos.

Fuente: J. Carlos Amador Vigara