Ejecución inminente (1999)

Con los días contados

A Steve, periodista “con olfato” pero problemático, le cae sin buscarla la última entrevista que concederá un condenado a muerte. A medida que conoce los detalles que significaron para Frank la condena a la pena capital, crece su convicción de que se ha cometido una monumental injusticia. De modo que, en una carrera contra el reloj, busca las pruebas que demuestren su inocencia.

A estas alturas, poco tiene que demostrar Clint Eastwood sobre su capacidad para producir, dirigir e interpretar películas dignas, con la productora Malpaso y un equipo habitual. Pero a Eastwood (Sin perdónLos puentes de MadisonBird) es inevitable pedirle “más”. En esta ocasión vuelve a dar vida con convicción a ese antihéroe cansino, tan típico y tan suyo: tipo de vuelta de todo, mujeriego incapaz de mantener los lazos familiares, y sin embargo, luchador hasta la extenuación por lo que cree justo. A esta actitud desencantada de su personaje se trata de contraponer la fe honda del condenado Frank. Algunos personajes se dibujan con acierto (el alcaide, el testigo, el condenado y su familia…), otros son más pobres. En cualquier caso, Eastwood vuelve a atrapar con un film bien rodado.

A vueltas con la pena capital

Se podría hablar perfectamente de un subgénero de películas en torno a condenados a morir en la silla eléctrica u otros sistemas de la misma o mayor crueldad. Pero quizá el título definitivo sobre el tema sea la intensa y equilibrada Pena de muerte de Tim Robbins. Allí una monja interpretada por Susan Sarandon trata de librar de la pena capital a un asesino desalmado, al que hace recapacitar sobre sus acciones.