Jungla de cristal (1988)

Solo contra todos

En la ciudad de Los Ángeles un grupo de terroristas se apodera de un gigantesco rascacielos durante el transcurso de una fiesta y secuestran a todos los asistentes, excepto a John McClane, el esposo de una de ellas, que consigue huir -a pesar de que se había quitado los zapatos y la camisa-. Los delincuentes cierran herméticamente el acceso al edificio, por lo que la policía no puede pasar. John McClane se queda solo, pero aún así intentará hacer frente a los terroristas con la única ayuda de su astucia. Un policía le ayudará a través de la radio.

Uno de los espectáculos visuales más trepidantes del cine de los 80, todo un clásico del cine de acción que obtuvo tanto éxito que se hicieron otras dos secuelas, inferiores pero entretenidas. El productor Joel Silver y el realizador John McTiernan repiten tras su colaboración en Depredador y contrataron como cabeza de cartel al carismático Bruce Willis, famoso por la serie de televisión Luz de luna, que había saltado al cine con el filme Cita a ciegas de Blake Edwards, y que con este título se consagró como un nuevo tipo de héroe de acción, más humano que sus predecesores -Stallone y Schwarzenneger- y que aporta mucho sentido del humor.

Como oponente, un villano de excepción, el excelente actor de la escena británica Alan Rickman, que interpreta al líder de los terroristas. El guión es la obra maestra de Steven E. de Souza (Commando), que consiguió un estilo propio que se impondría durante la década de los 90 y, poco después daría el salto a la dirección con Street Fighter. La última batalla, protagonizada por Jean-Claude Van Damme.