El captor (2018)

 

Dos hombres y un destino

Película inspirada en el suceso ocurrido en la capital de Suecia en 1973, un caso de asalto a un banco con toma de rehenes, que dio pie a la célebre expresión “síndrome de Estocolmo”, con la que se conoce la inesperada empatía que puede surgir entre las víctimas de un delito y quienes lo cometen.

Describe cómo el joven Kaj Hansson irrumpe en un banco con gafas de sol y una peluca, toma algunos rehenes, y reclama que liberen y traigan ante sí a Gunnar Sorensson, célebre atracador de bancos que está en prisión cumpliendo condena. Entre los rehenes se encuentra Bianca Lind, casada y con dos niños, que influida por el modo en que maneja la situación la policía y el primer ministro Olof Palme, y la frialdad de su marido, parece encontrarse más cómoda con la humanidad de Kaj, que no deja de ser un pobre diablo.

La cinta del canadiense Robert Budreau, director y guionista, se toma bastantes libertades con respecto al caso real, para hacer lo ocurrido más disparatado y surrealista. De hecho todo apunta a que la inspiración directa del film es Tarde de perros, de Sidney Lumet, también basada en hechos reales que adoptan tintes kafkianos, y donde el espectador conecta más con los delincuentes que con las fuerzas del orden. Tenemos pues una película entretenida, pero algo reiterativa, donde falta algo de alma a los personajes. El disparate en que consiste la trama, y la solvencia de un puñado de estupendos actores –están muy bien Ethan HawkeNoomi RapaceMark Strong y Christopher Heyerdahl– salvan la disfrutable función.