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Hace tiempo que los arranques de curso en televisión ya no son lo que eran. Olvidados quedan aquellos septiembres en los la cadena ponía en el escaparate las que iban a ser sus bazas principales para la temporada coincidiendo con la vuelta al cole. O con la compra del material escolar. Hoy los programas van estrenándose en modo goteo, una semana uno, la siguiente otros dos, respondiendo a la competencia, observando cómo les va, buscando huecos, cambiando el día, adelantando o atrasando, y valorando los puntos fuertes y débiles propios y ajenos para maximizar las opciones de éxito.

El oficio de programador es fascinante: no sólo tiene que decidir cómo articular la parrilla sino cuándo llevar a cabo esta decisión. Y en el caso de TVE1, fue la semana pasada cuando se tomó la determinación de estrenar uno de esos programas “ambiciosos”, de los que buscan impactar, fidelizar y pelear por un hueco en horario de máxima audiencia. Llevamos meses oyendo hablar de Uno de los nuestros, el último concurso-espectáculo en sumarse a la caravana de sueños, gorgoritos, y valoraciones categóricas a las que ya nos ha acostumbrado el show business. Su estreno llegó el sábado por la noche.

En el plató, la orquesta “Los nuestros”, encarnando a un grupo de verbenas venido a más que busca al showman o showwoman definitiva para que los lidere: una vuelta de tuerca a La voz, Factor X, Pop Stars, Operación Triunfo, Izar bila, Kantuan… ¿Sigo?

Dice Jose Miguel Contreras que en televisión la virtud está en encontrar el equilibrio entre lo conocido -y jaleado por la audiencia- y la novedad -para aportar el aire fresco que justifique un nuevo espacio-. En este caso, la novedad en la dinámica viene de la mano de los músicos devenidos jueces que, según van encontrando pegas y objeciones al concursante de turno, dejan de tocar hasta dejarlo, en ocasiones, en evidencia. Hay más humor, menos trascendencia, más desenfado y menos aspiraciones. También hay un jurado, cómo no, compuesto por Javier Gurrutxaga, María del Monte y Roser, que hacen valoraciones que cabrían en un tweet y hablan mucho de “arte”, “duende”, “emoción” y “entrega”.

Con estos mimbres, y si es que usted no tuvo el gusto de verlo el sábado pasado en TVE1, puede hacerse idea del tipo de espectáculo que ofrece el programa: no son las Noches de fiesta de José Luis Moreno, pero el espíritu, oigan, no se aleja tanto tanto.

El problema es que el estreno de Uno de los nuestros ha implicado mover a Informe Semanal del que ha sido su sitio durante 40 años. A partir de ahora el informativo ya no se emitirá en el horario de máxima audiencia sino más bien a medianoche. Y esta noticia ha sentado muy mal a sus responsables, que tan pronto como se supo la noticia se han quejado amargamente en voz alta.

Según TVE, el cambio de hora busca convertir Informe Semanal en unprograma de culto, que profundiza en la noticia y que además alarga su duración. Si “programa de culto” implica “audiencias de saldo”, el movimiento ha sido exitoso porque, de momento, Informe Semanal ha perdido el 44% de espectadores de una semana para otra.

Según las voces más críticas, el cambio de hora busca neutralizar el espacio, hacerlo desaparecer y contribuir, de este modo, a que los y las espectadores estén cada vez menos informados en un contexto en el que la actualidad sólo regala escándalo, vergüenza y falta de altura.

Según mi humilde opinión, desde que los Telediarios se alargan por más de una hora, a la que hay que sumar los preceptivos diez o quince minutitos con la indispensable previsión meteorológica para el martes que viene en Cuenca, Informe Semanal se había convertido en un escollo a salvar antes de lanzar cualquier producto con aspiraciones a competir con las tertulias, las películas o los escándalos de la competencia. Informe Semanal nos ha regalado reportajes extraordinariamente sesgados en los últimos tiempos. Pero sustituirlo por música verbenera y público bailando la conga dice mucho, y poco bueno, sobre las prioridades de una televisión pública.

De esto, y de algunas cuantas cosas más, charlamos ayer en La caja lista (aquí, el podcast), como cada martes, con Miriam Duque y Juan Carlos de Rojo, en Graffiti, de Radio Euskadi.

Fuente: Estefanía Jiménez (www.deia.com)