Desde el sofá y con el mando a distancia en la mano ver cocinar a Karlos Arguiñano lentejas con croquetas de arroz parece muy sencillo. O a David de Jorge rematando unas ‘financiers’ de cereza al grito de ¡Viva Rusia! y a Bruno Oteiza dando vida a un exquisito biscuit de café. Y lo es siempre que se sigan al pie de la letra sus claras explicaciones. Pero no en el tiempo que ellos emplean delante de las cámaras: apenas media hora. La magia de la televisión hace el resto. Entre hora y media y dos -sin contar las reuniones previas- requieren los programas más jugosos de la pequeña pantalla, aunque parezca que están en pleno directo con las verduras cortadas, las lentejas en remojo y todo a punto para cocinar «rico, rico» para cuatro personas.

Son espacios ‘enlatados’, pero Arguiñano (de lunes a viernes en Antena 3, a las 20.15 horas) intenta grabar del tirón y no repetir nada. Ni siquiera las bromas que de vez en cuando le gasta su equipo, formado por unas 17 personas. «Grabando una receta para el día de los inocentes le pegamos los piñones al plato con cola de contacto. Karlos aguantó el tirón y aún a riesgo de romperse una uña, los arrastró y arrancó del plato mientras comentaba que ‘es mejor comprar los piñones a poquitos, para que no queden muy pegajosos y revenidos’», recuerda entre risas Jone Miren Goenaga, directora de ‘Karlos Arguiñano en tu cocina’.

Con este ritmo logra cocer a fuego medio tres programas en un día, unos 200 platos al año. Una tarea que se simplifica considerablemente gracias a que en los fogones ocultos de la productora Bainet se encuentra el cocinero Patxi Trula. Autor del libro ‘Cómo ahorrar cocinando’, el chef elabora la lista de la compra, realiza los pedidos y pone a punto todos los ingredientes para que Arguiñano y Oteiza le den su toque mágico delante de la cámara. Por su parte, David de Jorge (de lunes a viernes, a las 14.30 horas en ETB-2) cuenta con nada menos que tres cocineros -Joseba, Miguel y Leandro- a sus espaldas, sin olvidar «un manto bendito de la Virgen que me sirve de inspiración: Martín Berasategui, que viene al programa los jueves». Además de la ‘ayuda’ de los invitados famosos que se asoman a estos programas: el último, Fernando Alonso con Arguiñano.

El diente de Oteiza

Dependiendo de las exigencias de la receta, casi siempre hay un «doblete» preparado en la trastienda. En especial con platos como los garbanzos, «aunque con las croquetas se pueden llegar a hacer hasta tres versiones», detalla Marga González, responsable del programa ‘Cocina con Bruno Oteiza’ (de lunes a viernes en Nova, a las 14.00 horas). Eso sí, siempre que pueden Arguiñano y De Jorge apuestan por versiones sin «doblaje».

Pero la pregunta del millón es otra: ¿Qué hacen con los platos que cocinan una vez que se les hace la foto oficial para el recetario? Va directo para el equipo tras las cámaras. «Los platos se picotean en el momento y algunos de ellos, si son muy contundentes o abundantes, se reservan para comerlos y disfrutarlos juntos a mediodía con su postre y su café», apunta De Jorge.

Para consuelo de los aspirantes a tres estrellas Michelin en su casa -solo el programa de la ETB-2 acumula una audiencia media del 10,5% y 57.000 espectadores-, los grandes cocineros también tienen algún que otro sobresalto culinario. Una bechamel pegada, un pequeño cortecito en un dedo o una empanada más tostadita de la cuenta en el horno forman parte de las tomas falsas. O el día que Oteiza ajustó mal la jarra de la batidora de vaso y le saltó, lo que le obligó a cambiarse de arriba a abajo. «Una vez le estaban poniendo unos implantes en los dientes a Bruno y uno de los provisionales salió disparado. Seguimos grabando y terminamos el programa sustituyendo el diente con un chicle, pero sin acercar mucho la cámara a su rostro», se troncha Marga González. Las cosas del falso directo.

Fuente: ESTER REQUENA (El Diario Vasco, 27.02.11)