Parece haber consenso. Mi familia y otros animales, de Gerard Durrell es uno de los libros obligatorios mejor considerados por los alumnos de bastantes generaciones. Su adaptación a la televisión tiene todos los mejores alicientes de las series británicas: elegancia en el diseño y talento en el reparto.
Estos ingleses peculiares trasladados a una isla griega llamada Corfú en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, se encuentran con una Naturaleza desbordante. Su piel blanca y sus modales británicos contrastan con el solazo griego, el colorido del mar y el trato, latino y más bien tosco, de los isleños.
Empecé la primera temporada con verdadera fascinación ante el panorama que se presentaba: ironía inglesa, una historia amable con humor y actores excelentes, paisajes idílicos, comidas con mesa y sillas sumergidas en el mar para evitar el calor…Y el simpático Gerald, interpretado por un actor que desborda alegría y espontaneidad: Milo Parker (El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares). Pero el paso de los capítulos demuestra que la serie no llega a colmar las expectativas.
Es muy representativo el desaprovechamiento de un actor inconmensurable como Joss O´Connor, que interpreta Lawrence, el hermano mayor de Gerald. Este actor ganó hace unos días el Globo de Oro al mejor actor principal en serie dramática por The Crown. Su reconstrucción del príncipe Carlos de Inglaterra no tiene precio. Hacer entrañable, simpático e incluso divertido y verosímil al príncipe de Gales, solo está a la altura de carismas andantes. Ya antes había destacado en la última adaptación al cine de Emma (Auttumn De Wilde, 2020) y en Regreso a Hope Gap, donde caracterizaba a la perfección al hijo de un matrimonio en crisis formado por Annette Bening y Bill Nighy. En Los Durrell tiene que lidiar con un perfil muy estereotipado: escritor joven, locuaz, cínico y obsesionado por el sexo. Sus incursiones dan un tono soez esporádico e innecesario, especialmente a la hora de tratar a su madre interpretada por Kaaley Hawes (Bodyguard), a la que intenta convencer para que supere su viudez con un latino pasional y decidido, nada de romanticismos a fuego lento.
No es un problema de un personaje, sino que el resto de la familia tampoco tiene un desarrollo de personajes tan atractivo como prometía. Así que Los Durrell se queda en un entretenimiento más bien discreto. Una historia que tiene más fotogenia que historia y personajes.
Firma: Claudio Sánchez