Catalina la Grande siempre ha sido uno de los personajes históricos más codiciados por cualquier actriz del mundo. Entre otras, la que fue mujer más poderosa del mundo ha sido interpretada por Pola Negri, Bette Davis, Marlene Dietrich, Jeanne Moreau o Catherine Zeta Jones. La elección de Helen Mirren para esta última miniserie británica distribuida por la HBO y la cadena Sky, parecía bastante coherente. La actriz ganadora de un Oscar por dar vida a Isabel II en The Queen (2007), se ha caracterizado por interpretar personajes regios y aristócratas: La locura del Rey Jorge (1994), Isabel I (Tom Hooper, 2005), La dama de oro (Simon Curtis, 2015). Catalina la Grande ya le ha proporcionado una nominación a los Globo de Oro como mejor actriz en una miniserie.
 
Phillip Martin es el director de los cuatro capítulos de esta miniserie. Lleva 25 años trabajando en la televisión británica, pero su mayor logro fue al dirigir recienteemente 7 capítulos de las dos primeras temporadas de The Crown. El guionista es el experimentado Nigel Williams que, a sus 71 años, ha vuelto a escribir un personaje histórico e inglés para Helen Mirren (que ya tiene 74), después de trabajar juntos en Isabel I.
Desgraciadamente la serie se inscribe en ese estilo «juegotronista» de algunas ficciones especializadas en anacronismos, retratos erotizados, chillones e inverosímiles. La historia de Catalina la Grande debía desprender carisma y lo único que produce es tedio. La dirección de arte y los diálogos pretenden mostrar un barroquismo que no es más que simpleza y primariedad. La inteligencia, la sutileza y la elegancia se quedan en la decoración, el vestuario y algunos detalles interpretativos que no llegan a suplir las abismales carencias dramáticas y documentales del texto. Se salva Helen Mirren, pero ni siquiera Helen Mirren puede con todo.
Firma: Claudio Sánchez