En los inicios de la serie Dark, muchos compararan esta serie alemana con Stranger Things. Eran casi contemporáneas, había muchos protagonistas adolescentes, toda la acción se desarrolla en un pueblo pequeño marcado por una plataforma de tecnología estatal, cuevas misteriosas y desapariciones por resolver. Pero ahí se acababan las similitudes.
 
Dark ha terminado este 2020 con la tercera temporada, dejando claro que era más oscura, compleja, soez y pesimista que Stranger Things. Por medio del montaje paralelo, una meritoria edición de sonido y una música atmosférica, esta ficción exige mucha atención al espectador para seguir un trama en el que hay constantes elipsis, yuxtaposiciones y giros desconcertantes. El casting de actores alemanes es de primer nivel, fundamental para entrar en una historia tan extravagante.
 
Aunque la enmarañada historia absorbe en muchos momentos el desarrollo de personajes, los creadores de la serie (Baran bo Odar y Jantje Friese) consiguen mantener el interés en cada uno de los múltiples caracteres gracias a mínimos detalles dramáticos. El tono demasiado lúgubre de la narración y de la fotografía, y el tempo lento puede acabar cansando por su reiteración, pero Dark es una serie que premia la paciencia con conclusiones y escenas de clímax bastante afortunadas.
 
Dark ha sido con diferencia el mayor éxito europeo de Netflix en el mercado internacional, según el 80% de los usuarios de la plataforma.
 
Firma: Claudio Sánchez