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Fuente: Familyandmedia

 

Series de tv y familia: ¿qué relación hay entre estas dos realidades? ¿De qué forma se representa a la familia en las series de televisión más seguidas de nuestros días?

Estas y otras preguntas nos han llevado a analizar el punto de vista con el que las telenovelas y los telefilmes de mayor audiencia muestran esta institución que, según muchos sociólogos, es la célula primaria de la sociedad, es decir, la micro-comunidad a partir de la cual se constituye la totalidad del tejido social.

El poder de las imágenes

Los medios de comunicación se pueden definir como unos espejos y unos amplificadores de la realidad, porque vehiculan la mentalidad dominante de los entornos en los que operan y, al mismo tiempo, son portavoces de determinados mensajes y valores, contribuyendo ellos mismos a plasmar y modificar la realidad.

Esto vale también para los filmes y las series de televisión: a través de las historias presentan situaciones de vida más o menos verosímiles, y tienen el poder de proyectar en la pantalla todos esos cambios culturales que respiramos a nuestro alrededor. Al mismo tiempo, gracias al uso de las imágenes, son capaces de dar consistencia a estos cambios, y de esta manera, a largo plazo influyen en el modo de pensar de los espectadores.

En lo que se refiere a la familia, ¿de qué mensajes se hacen portavoces las series de televisión?

La situación actual de la familia

El sociólogo Pierpaolo Donati, en su libro La familia: el genoma que hace vivir la sociedad (Rubbettino, 2013) -del que ya se habló en un precedente artículo – explica que en el contexto social en que vivimos es cada vez más difícil distinguir las características intrínsecas y esenciales de la familia. Según la mentalidad post-moderna, no existirían, de hecho, «criterios objetivos» – que se puedan deducir de la estructura antropológica del ser humano-, para poder establecer qué es familia y qué no lo es.

La responsabilidad de determinar qué relaciones puedan dar vida a un nuevo núcleo familiar se deja a la subjetividad de cada uno: para que determinadas relaciones interpersonales puedan merecer el apelativo de «familia» sería suficiente la voluntad individual de algunas personas de vivir como una familia junto a unos sentimientos profundos, que vinculen afectivamente entre sí a dos o más sujetos.

Así pues, si cualquier unión puede generar potencialmente una familia, la llamada «familia tradicional», formada por un hombre y una mujer casados y con hijos, no sería nada más que uno de los modelos familiares posibles. Y en efecto, hoy se consideran equiparables a núcleos monoparentales, uniones homosexuales, convivencias de hecho y relaciones extraconyugales.

Las criticidades detectadas por Donati encuentran confirmación en muchas series famosas que son seguidas con pasión por públicos muy amplios. Propondremos solo algunos ejemplos de estas tendencias.

Beatiful: pasiones y traiciones tienen precedencia sobre la estabilidad de la unión conyugal

Beautiful es una telenovela estadounidense, ideada por William J. Bell y Lee Phillip Bell para la CBS, que está en onda desde 1987. Transmitida en unos 100 países, es la telenovela más apreciada del mundo: cada día la ven 300 millones de espectadores.

Los protagonistas de la historia de Beautiful son precisamente dos familias: la de los Forrester y la de los Logan. Sin embargo, el corazón de la telenovela son pasiones y traiciones, que tienen poco que ver con las dinámicas del amor conyugal: la relación entre Ridge y Broke, los personajes principales del culebrón, hace estar a los espectadores con el alma en vilo desde hace más de treinta años.

Los autores están más interesados en crear una trama interesante, que en dar cualquier tipo de mensaje a sus fans. Y para alcanzar este objetivo, nos cuentan historias de amor tumultuosas – que comienzan, se enfrían, terminan, reinician- sin mostrar, en cambio, el proyecto propio de una relación que pasa del periodo de conocimiento característico del noviazgo para luego alcanzar la estabilidad de una unión matrimonial.

El espectador, en general, no «lee» todas esas traiciones y reinicios en clave antropológico-moral, sino que los interpreta como «mecanismos» narrativos, ficciones para hacer avanzar la historia. Es decir, no considera a los personajes de la telenovela como modelos de comportamiento virtuoso o vicioso con los que comparar su vida.

Esto no quita que mostrar determinados estilos de vida puede dejar -y deja de hecho- un sedimento de normalización y, además, denota cómo los guionistas renuncian desde el principio a crear historias atractivas sin tener que destruir necesariamente la institución de la familia.

«Modern Family», «Amore pensaci te»: cuando la familia tradicional es sólo una entre tantas

Hay algunas series que intentan derribar las diferencias existentes entre uniones de distinto tipo.

Piénsese en Modern Family, telefilm estadounidense creado por Christopher Lloyd y Steven Levitan y producida por 20th Century Fox Television. Los autores presentan como familias tres núcleos diferentes, formados por personas emparentadas entre sí: el primero está compuesto por Jay Pritchett, unido en segundas nupcias con una mujer colombiana mucho más joven, Gloria, que ya había tenido un hijo en una unión anterior. La segunda familia es la formada por Claire, hija primogénita de Jay, el marido Phil y sus tres hijos: Haley, Alex y Luke. El tercer núcleo está compuesto por Mitchell, el hijo homosexual de Jay, y por su compañero Cameron, con el que se casa durante la quinta temporada: los dos adoptarán una niña vietnamita, Lily.

Detrás de la narración de las diversas vicisitudes de la vida cotidiana, se puede ver el claro objetivo de los autores de mostrar que la «familia moderna» (que es el título de la sitcom) no debe seguir esquemas: ya no existe una única forma de familia… ésta se podrá manifestar de modos muy diversos, tantos como las voluntades de los sujetos que deciden comprometerse afectivamente.

Una serie con un objetivo similar ha sido propuesta también en Italia, aunque no ha tenido éxito. Se trata de Amore pensaci te (Cariño, piensa tú), en onda en la cadena Mediaset, basada en el format de la serie australiana House Husbands.

Los protagonistas son cuatro hombres, que deben enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana y a la gestión de sus peculiares situaciones domésticas.

Luigi se autodefine como el clásico «macho latino», que en casa no mueve un dedo y evita asumir ninguna responsabilidad en la gestión de los hijos. Convive con Gemma, con la que tiene una niña, pero también tiene otras dos hijas, fruto de dos uniones anteriores.

Marcos está casado regularmente con Paola y tiene dos niños. Al contrario de Luigi se ocupa mucho de la casa y de la familia, para que Paola pueda sacar adelante su carrera profesional.

Luego está Jacopo, futbolista muy conocido, divorciado y con tres hijos, con un pasado de crápula. Su mujer se va con otro; frente a esto, Jacopo, primero intenta recuperar a su mujer, pero acabará enamorándose de otra y limitándose a intentar no perder el afecto de sus hijos.

Finalmente está Francesco, acompañado con un hombre, Tommaso. A ambos se les ha confiada la sobrina de Tommaso, hija de la hermana difunta. Teniendo que enfrentarse a una «suegra» petulante y entrometida, los dos parecen una pareja casada como tantas otras.

También los autores de esta serie conciben la familia no como una institución natural con características bien definidas, sino como la suma de relaciones más o menos estables, que se modifican al cambiar los factores externos, los sentimientos, los deseos personales.

En resumen, hay para todos los gustos: cada uno puede elegir el tipo de familia que quiere o que logra construir.

«Un médico en familia», «I Cesaroni»: si la familia ampliada se convierte en el modelo principal de la familia

Hay otras series de televisión que nos permiten hablar de cómo a menudo la familia ampliada se presenta como el modelo más normal de familia: hijos, hermanastros, maridos, ex maridos, esposas, ex esposas, nuevos compañeros y viejos amores conviven todos juntos o viven serenamente, dando la impresión de que el final de un matrimonio es una de las cosas más naturales y normales que puedan ocurrir en la vida.

Es el caso por ejemplo de dos ficciones con mucha audiencia:I Cesaroni (producida por la Publispei para RTI) y Un medico in famiglia (basada en el format de la serie española de Telecinco Médico de familia, producida por Publispei y Rai Fiction).

Protagonistas de estas ficciones son dos familias, que de temporada en temporada nacen y renacen a partir de los restos de uniones anteriores.

En ambos casos, los guionistas consiguen crear y transmitir un sentimiento de armonía y serenidad que choca con la fragilidad de las relaciones de los protagonistas, sujetas a fáciles rupturas.

La crisis de identidad de la familia pasa también por las series de televisión

En conclusión, podríamos decir que la crisis de identidad que está sufriendo la familia se refleja también en muchas de las ficciones o telenovelas más seguidas. Como hemos visto, hay series en las que la familia es un concepto «aguado», pues está en continua descomposición y reconstrucción, y marcada por engaños y traiciones; otras en las que se nos presentan en paralelo diferentes tipos de unión como si fueran de igual modo una familia; y otras en las que el modelo principal de familia es la «familia extensa».

La familia natural (que para muchos ni siquiera existe), esa unión estable entre un hombre y una mujer que se juran fidelidad eterna y que se esfuerzan por educar juntos a la prole, incluso en el caso de que no sea totalmente barrida del mapa, con mucha frecuencia es relegada a un rincón.