Las series sobre sectas no dejan de multiplicarse. Las dosis de intriga, el carisma de los líderes y los originales conflictos que provoca un modo de vivir tan particular hacen que estas historias atrapen al espectador. En la ficción, destacan series como las sobrevaloradas El cuento de la criada y Unorthodox, o la discreta Mesías. Pero sin duda las docuseries son un formato más idóneo para desarrollar este tipo de historias. Así lo hemos visto en las impactantes El Palmar de Troya de Movistar o Wild Wild Country de Netflix.
El juramento es una serie de HBO de nueve capítulos de casi una hora que se alarga innecesariamente con reiteraciones agotadoras y demasiadas escenas de relleno que pretenden generar empatía con las víctimas que huyeron a tiempo de la secta. Más impactantes son las numerosas imágenes de archivo de las sesiones en grupo de la secta de Keith Rainieri, un líder que recuerda en sus métodos a la masonería o la Cienciología. El control al que somete a sus seguidores es increíble, con una sumisión que llega a niveles de humillación que resultan muy desagradables en las perversiones sexuales de la secta. Con excepción de un capítulo en que la narración de estos sucesos es demasiado explícita, en el resto hay una descripción más elíptica que se agradece.
Los creadores de esta docuserie son Karin Amer y Jehane Noujaim, que ya habían aportado un documental fascinante en 2019: El gran hackeo. En El juramento logran ahondar en los personajes y en sus motivaciones con bastante acierto, mostrando a todo un monstruo que había logrado disfrazarse de sanador espiritual amable e inteligente durante varias décadas de enriquecimiento y fraude.
Firma: Claudio Sánchez