Creadores: Laura Ricciardi y Moira Demos

Protagonistas: Steven Avery, Brendan Dassey, Dolores y Allan Avery, Dean Strang, Jerome Buting Duración: 1 temporada de 10 capítulos de 50-60 minutos Emisión en España: Netflix Público adecuado: +16 años (DV) Calificación: 8/10    

La sombra de la duda

Las docuseries siguen demostrando su capacidad para generar adicción. La historia de Steven Avery es de las que confirma que la realidad supera la ficción. Este hombre trabajaba en una chatarrería de Wisconsin cuando en 1985 su vida empezó a torcerse por completo. Fue acusado y condenado por una agresión sexual. Ahí empezaría una lucha de décadas por demostrar su inocencia. No cuento más porque restaría interés a un relato sorprendente. Esta serie documental hace una radiografía completa al sistema judicial norteamericano y a la actuación de la policía. La familia Avery es un clan sin estudios ni recursos económicos que se pone en manos de varios abogados que acogen el caso de maneras muy distintas. Laura Ricciardi y Moira Demos se estrenan como directoras y guionistas mostrando su capacidad para generar tensión narrativa y emoción a partir de una historia que podía derivar fácilmente en un culebrón jurídico-burocrático. Son más de 30 años de seguimiento de un caso que no ha dejado de dar giros imprevisibles. El enfoque de la serie es muy preciso al pretender dejar al espectador delante de la realidad sin interpretarla. Es evidente que hay una clara postura de las creadoras de la serie ante el proceso judicial, pero en ningún momento manipulan las emociones y la reflexión que genera la investigación. Aunque a mitad de temporada hay cierta caída de ritmo, la intensidad de la serie es innegable. Cada uno de los personajes tiene un recorrido que vemos en el abundante material audiovisual: imágenes de noticiarios, entrevistas de las creadoras a los protagonistas y especialmente la escenas de juicio oral. El retablo que componen más de una veintena de retratos es completo y complejo, tenebroso y veraz. El uso de imágenes de la chatarrería, los paisajes nevados de Wisconsin o los exteriores de la cárcel unidos a las voces en off de los protagonistas hacen que la narración sea más dinámica y original. Generan una atmósfera visual en que es fácil meterse en la piel de estos personajes marcados por su condición social y el lugar en el que han nacido. Making a murderer se añade a la larga lista de ficciones actuales brillantes sobre casos judiciales que han dejado muchas dudas sobre su resolución: The Jinx, American Crime Story 1 y 2, Amanda Knox Lo que la verdad esconde: El caso Asunta.

Claudio Sánchez