HBO llevaba tiempo a la sombra de Netflix tras el éxito incontestable en crítica especializada, audiencia y premios para series como Gambito de dama y la cuarta temporada de The Crown. Mare of Easttown lo ha cambiado todo. Una vez más se demuestra que una buena serie gana mucha repercusión con la subida semanal a la plataforma. Los 7 capítulos de la serie han dado lugar a casi dos meses en que todo el mundo hablaba de esta ficción policíaca bordada por Kate Winslet, actriz y productora. Nadie duda de que se va a llevar todo tipo de premios por esta interpretación, pero yo diría mucho más: es de los mejores personajes femeninos que he visto en televisión, por escritura de guion e interpretación. Mare es amarga, tierna, impetuosa, valiente, intuitiva, vulnerable. Y queda muy bonito encadenar adjetivos pero no es nada fácil construir con todos ellos un retrato verosímil, coherente y encantador.
Ella es el alma de la película, a pesar de que hay una docena más de personajes extraordinariamente definidos e interpretados magistralmente por actores de todas las edades. Una de esas series en que es muy difícil decir una escena en la que todo sea creíble desde el punto de vista de la interpretación. Para muchos de estos intérpretes primerizos esta serie será un antes y un después que acelerará el éxito de sus trayectorias.
La serie tiene un perfil similar a dos grandes series británicas como Broadchurch y Happy Valley, siendo superior a ambas. Está mejor combinado el drama personal con la intriga, y los personajes dejan más huella en el espectador por su autenticidad y una bondad interior en todos los personajes, algo que destaca especialmente en una trama plagada de desgracias personales y costumbres arraigadas destructivas. En este pequeño pueblo se acumulan, en mi opinión en exceso, los malos tratos, la drogadicción y prostitución de menores, el suicidio, los asesinatos, violaciones. Pero ese panorama excesivo está contado con una delicadeza que muestra la familia y el perdón como un contraste de luz inasequible a cualquier tragedia.
La serie sorprende porque ha sido escrita en su totalidad por Brad Ingelsby, un guionista con una filmografía reducida en la que destaca El regreso (2020), un drama deportivo notable que sirvió de redención cinematográfico para Ben Affleck. En esta serie demuestra un dominio admirable del ritmo, la dosificación y el diálogo. Le bastan un par de frases para mostrar la intimidad de cualquier personaje, dejando pistas al espectador para que bucee por su cuenta en almas dominadas por carencias y desgarros, pero siempre matizadas con detalles de un humanismo esperanzado y conmovedor.
La dirección de todos los capítulos es de Craig Zobel, un realizador que tampoco parecía el idóneo para hacer algo tan grande con sólo una película menor (La caza, 2020) y algunos capítulos de series como Westworld o Leftovers. Es verdad que la planificación de Mare of Easttown no destaca por la creatividad, pero hay que reconocer que su realización potencia la interpretación y el guion sin querer llamar la atención con planos imposibles o una edición epiléptica.
La música de Lele Marchitelli, compositor habitual de Paolo Sorrentino (The New Pope, La grand belleza) es sencillamente excepcional. Un instrumento atmosférico fundamental para la tensión y la medida del drama, que hace que la serie resulte una experiencia aún más inmersiva y sugerente. La inclusión de algunas canciones como la versión del clásico de los 80 We Belong de Pat Benatar, es todo un acierto.
Firma: Claudio Sánchez