La conexión de este “mandaloriano” con la guerra de Han Solo y Luke Skywalker es muy tangencial, pero aún así tiene una premisa fascinante. La relación entre un cazarecompensas acorazado en metal del que sólo escuchamos su voz y vemos su casco, y el bebe Yoda que apenas gime, resulta tan original como entrañable. Las aventuras se suceden en una temporada corta en el que hay tiempo para la acción más vibrante, y también para el desarrollo de unos personajes dotados del humor y la épica originaria de la saga que George Lucas inició con enorme éxito y talento en 1977. El creador de esta serie es Jon Favreau, un director capaz de combinar admirables productos de entretenimiento (El libro de la selva, Iron Man) con películas fallidas (Iron Man 2, Cowboys & Aliens).

The Mandalorian ha contado con un presupuesto admirable de 100 millones de dólares que se notan en la puesta en escena y los efectos especiales. Pero lo más valioso de la serie es un guion que bebe del mejor cine de aventuras para construir un relato de redención de trazas clásicas que van desde Los siete samurais de Akira Kurosawa (un referente absoluto para George Lucas), a los spaguetti western de Sergio Leone. En ese mismo tono se encuentra la excelente banda sonora del sueco Ludwig Göransson, que se ha atrevido a diseñar una música muy novedosa para la saga, alejándose considerablemente de la emblemática melodía compuesta por John Williams.

El estreno de The Mandalorian precedió al último capítulo de la saga cinematográfica y fue muy celebrado por crítica y público, algo muy distinto a lo que sucedió semanas más tarde con el último capítulo de la saga (Star Wars: El ascenso de Skywalker).

Firma: Claudio Sánchez