Los intentos australianos de entrar en el mapamundi de la industria audiovisual no acaban de funcionar. Tienen buenas premisas, pero a sus desarrollos siempre les falta intensidad, talento… Me pasó con Desplazados, Clickbait, Upright o The Newsreader, y me ha vuelto a suceder con Total Control.
El comienzo del episodio piloto muestra un personaje que te resulta atractivo, tanto por la interpretación de Deborah Mailman (lo mejor de la serie), como la situación extrema que protagoniza. Luego aparece Raquel Griifiths, que lo es todo en Australia desde que protagonizó La boda de Muriel con Toni Collete a las órdenes del mejor P.J.Hogan, y prevés que la batalla va a ser vibrante. Pero los guionistas parecen empeñarse en hacer un trabajo correcto, pero aséptico, en el que se le da muy poco protagonismo a la primera ministra, y un arco dramático previsible y superficial a la senadora.
Los conflictos del pueblo aborígen son la especialidad de la creadora de la serie, Rachel Perkins, que ya los había tratado en su anterior ficción, la más desconocida Mistery Road. Y se nota que conoce esa cultura y sus dificultades, algo que podía aprovechar para hacer un relato menos convencional de ricos y pobres, políticos y desamparados.
Hay una banda sonora bien seleccionada y algunas escenas dramáticas que funcionan bien por su naturalidad, pero falta ese impulso creativo que hace que merezca la pena dedicar 12 capítulos a esta senadora por sorpresa.
Firma: Claudio Sánchez